Sufren para superar la carestía

La Confederación Nacional Campesina en Yucatán considera que el plan antiinflacionario de la 4T es un fracaso y que hay familias de hasta seis personas que comen solamente dos huevos con un kilo de tortillas 

Ante el constante aumento en los precios de la canasta básica, el dirigente de la Confederación Nacional Campesina (CNC), delegación Yucatán, Juan Medina Castro, y varias personas entrevistadas coincidieron en señalar que en las familias, madre y padre trabajan y la mayoría opta por adquirir menos bienes, no onerosos, a fin de que les rinda el dinero. 

Medina Castro explicó que, ante la situación, la gente tiene que realizar varias actividades, tanto en la capital como en el interior del estado. En el medio rural, la señora, junto con el marido, va al campo, siembra hortalizas, cría gallinas, están metidos en todo para subsistir. “Hay gente en municipios que hasta come la papayita verde, le llaman el chich, la asan para comer con todo y resina verde, porque no pueden esperar a que madure, pero son plantas que dan cientos de frutitos que se utiliza en tiempos de finados para hacer dulce, pero ante la necesidad no queda de otra”, relató. 

Incluso, aseguró, hay familias de seis personas que comen únicamente dos huevos y un kilogramo de tortillas. 

El entrevistado consideró que la estrategia para contener la inflación aplicada por el Gobierno federal, llamada Acuerdo de Apertura contra la Inflación y la Carestía (Apecic), que reduciría 8 por ciento el precio de 24 productos de la canasta básica, ha sido un fracaso, ya que el precio del kilogramo de huevo “está por las nubes” y el pollo a 60 pesos el kilo. Las familias del campo ya casi no comen carne, hay un peligro muy latente en todas las poblaciones. 

En su opinión, lo que ha evitado un estallido social son los programas del Gobierno federal llamados del Bienestar, como los de becas escolares y de apoyos a adultos mayores. 

El dirigente campesino reconoció que es complicada la situación en el campo, ya que no hay inversiones. 

“De antes viajabas y en las carreteras veías las tumbas, roza y quema para hacer la quema tradicional para sembrar maíz, frijol, papaya, sandía, ibes, Yucatán no es autosuficiente ni para producir lo que consume, no hay milpas, en el sur son contadas, de antes eran milpas y henequén”, recordó. 

Planteó que la propuesta de la CNC es apoyar a los milperos para que no se vayan al vecino estado de Quintana Roo como albañiles, para engrosar el cinturón de miseria, por ejemplo, de Cancún.  

-En el campo ya no hay productores, son pocos los que quedan, los hijos de los campesinos no quieren trabajar el campo, ya que no hay apoyos, están en la ciudad. Un milpero tradicional, si hace su milpa y la pierde, ¿con qué recursos va a trabajar el próximo año? Nadie le devuelve nada -resaltó. 

Sobre el hecho de que, para reducir la inflación, se requiere de más inversiones y una mejor recaudación fiscal, manifestó que se “malinterpreta” lo de traer inversiones, “ya que se venden casas y el ejido se pulveriza, se benefician los albañiles momentáneamente, mientras dure la construcción van a emplearlos”. 

Explicó que el panorama de la inflación es muy negro y que se requiere que el Gobierno federal invierta más en el campo. 

-Urge más inversión en el campo. Se deben realizar corredores agrícolas, con créditos oportunos y baratos, que no les regalen el dinero a los productores –sugirió. 

Asimismo, dijo que se requiere tecnificar la agricultura, y ejemplificó que en Tizimín hay muchas zonas con tierras mecanizadas. “Se le puede rentar la maquinaria a los campesinos, y en el caso del Cono Sur se pueden organizarlos en cooperativas y apoyarlos al cien”, apuntó. 

-Nos quedan verdaderos héroes en el campo que siembran chiles, papaya, mango, naranja, mandarina. No se puede cultivar en todas partes, no toda la tierra es apta para este tipo de cultivos, es por zonas -expresó. 

Comentó que diversos alimentos son traídos de Sinaloa y otros estados que son autosuficientes y venden hasta a Estados Unidos.  

-Para que te ilustre un poco, el Gobierno no invierte, nosotros sostenemos este edificio, la luz y el agua la pagamos, antes, esto antes era hervidero de gente, porque papá Gobierno sostenía, pero ahora no hay nada de esto -anotó. 

En cuanto a que el vecino estado de Campeche provee de varios frutos y hortalizas como cilantro, especialmente los menonitas, que venden más barato, señaló que estos últimos trabajan en familia y cuentan con el apoyo de los gobiernos. “Les dan todo, tierras, trabajan con tecnificación casi no tienen trabajo manual, incluso los agroquímicos que utilizan son prohibidos en otros países”. 

“No tengo nada en contra de ellos, pero el glifosato que usan mata la hierba, pues se va al subsuelo y contamina porque no tenemos ríos; son muy chambeadores, los apoyan, ellos tienen visión, el Gobierno les rentan, les dan créditos”, indicó. 

“Su soya es transgénica, es cancerígena, en el supermercado compras un litro de bebida de soya y no sabes si es transgénica u orgánica, así de grave está el asunto; las tortillas de maíz que comemos no sabemos si son transgénicos o criollo”, externó. 

Dijo que la crisis aumentará la pobreza, por lo que están luchando y hasta la fecha han hecho, en beneficio de los agremiados, dos proyectos artesanales: uno en la CNC, donde gratuitamente se instalaron y ellos pagaron la publicidad y dado el éxito hasta lo pidió el alcalde de Progreso, para que se instalen en la Casa de Cultura. 

Testimonios 

Por su parte, Lucía Castillo Puc, ama de casa, comentó que ahora compra menos y recordó que anteriormente adquiría dos kilogramos de tomate y que ahora únicamente compra uno. “Todo ha subido: el huevo, el pollo, los salbutes, el huevo cuesta 52 kilogramos el kilogramo, pero de antes estaba a 41 pesos”. 

Señaló que suele comprar en cocina económica, donde han mantenido el precio de la ración en 70 pesos y alcanza para dos personas, aunque suele ir con su comadre que vive en la colonia Amalia Solórzano, donde consiguen la ración a 85 pesos. 

En tanto, la vendedora de periódicos, Manuela Uicab Medina, relató que ella en Tixkokob consigue a cinco pesos cada huevo. “No deja de subir, pero ha sucedido que cuando compro un kilo, tres huevos vienen podridos y se lo he dicho al que los vende, pero no los cambia”, expresó. 

-Antes compraba un litro de aceite, pero ahora ya cuesta más de 50 pesos, compro la botella de medio litro –añadió. 

Dijo que tanto ella como su marido trabajan, ya que de lo contrario la situación para su familia sería más complicada, y que, afortunadamente, su hija mayor ya terminó su licenciatura de Gastronomía y que tiene a dos hijos más estudiando la carrera de Fisioterapia y la preparatoria. 

Texto y fotos: Darwin Ail