Tacos de La Alianza, un sabor histórico y muy único

Son 26 años los que lleva don Ricardo Antonio Moguel Rivero en el puesto, que se caracteriza por sus sabrosos tacos de carne asada.

Ubicado a un costado de la gasolinera ubicada frente al estadio “Carlos Iturralde” se encuentra el puesto en el que don Ricardo Antonio Moguel Rivero, de lunes a viernes, ofrece por las noches sus enormes y sabrosos tacos de carne asada que prepara con una receta propia en la que la cebolla frita juega un papel preponderante.

Son 26 años los que lleva con este puesto el entrevistado, quien muchos años estuvo a las puertas del depósito de camiones, por lo que el nombre de su establecimiento lógicamente era “La Alianza”. Sus tacos conquistaron el paladar de los choferes, muchos de los cuales siguen buscándole en su nueva ubicación en la misma Avenida Circuito Colonias, donde es común que de manera muy familiar la clientela exclame al hacer su pedido: ¡dame dos de maí, Chacala!

“Hace 26 años comencé a venir a vender tamales con don Tommy, quien me hacía el favor de cuidar el puesto mientras iba por más carne, y cuando venía alguien a comprar y le preguntaban dónde estaba el que atendía, él jugando, contestaba ‘se fue a ver la Chacala’, que era una novela muy famosa hace varios años, y así se me quedó el apodo”, dice el entrevistado, quien resultó ser primo de Gener Rivero, aquel célebre short stop de los Leones y a quien se le conoció como el príncipe de Temax.

En su tiempo, terminando el juego pasaba a comer conmigo y llevaba a todos los Leones de Yucatán, comenta este hombre ahora de casi 67 años y que también fue mecánico de aviación militar y camarógrafo de deportes de conocida cadena de televisión nacional en la que era muy apreciado por José Ramon Fernández, quien según don Ricardo, tenía un trato especial por los yucatecos.

“Estuve más de 15 años en la Fuerza Aérea, pero tuve problemas con la bebida y deserté, me fui a los Estados Unidos, donde conocí a Robert Francis Lucas, un alemán que combatió del lado de Estados Unidos en la segunda guerra mundial, él me enseñó a hablar inglés, eso fue lo que cambió mi vida y me abrió una gran oportunidad que se me presentó cuando ya en Mérida fui a ver un juego de tenis en en el Campestre”, recordó don Ricardo, quien en esa noche sin pensar, ayudó como traductor a una joven que pasaba apuros para entender a uno de los jugadores que desesperado pedía que le comunicaran vía telefónica a Sydney.

“Allá estaba viendo todo don Carlos Desiderio Peraza Ancona, quien me preguntó que dónde había aprendido a hablar inglés; después de felicitarme me invitó a unirme a su equipo que en esos momentos se encargaba de transmitir la Copa Juvenil, le agradecí pero le expliqué que no podía aceptar ya que era un alcohólico, él solo me dijo: conmigo no volverás a tomar y me convenció. Trabajé tanto como camarógrafo de deportes y ventas con él unos 17 años”, dice Moguel Rivero, quien recordó como con este señor que también era el mánager de José José, hizo un viaje de un mes por China, Grecia y otros países, cuyo video proyectó para nosotros en su puesto. “Cumplió su palabra con él dejé el vicio”, dice sonriendo este hombre nacido en Temax.

Si usted visita el puesto de don Ricardo, seguramente va a ver y oír cantar a Leo Dan. En el lugar hay un proyector en el que acostumbra ampliar un video de este artista cuyas canciones cantaba desde niño para ganarse unos pesos en los camiones en los que viajaba para ir a la escuela.

“Mi papá era maquinista en la Hacienda San Luis que está en el camino de Izamal a Tekal de Venegas, éramos una familia muy numerosa y no alcanzaba el dinero y un día, siendo un niño, para ganar unos pesos, se me ocurrió cantar las canciones que estaban de moda y que escuchaba en un radio desvencijado que había en casa, y allá escuchaba a Leo Dan que cantaba Celia, que es una de las canciones con las que tuve más éxito y que me valió a que cada 12 de diciembre en Izamal me invitaran a cantar acompañado del Mariachi, la verdad hablar de todo esto es muy grato para mí, me trae recuerdos muy especiales”, dice don Ricardo, quien a la fecha sigue ofreciendo sus servicios como camarógrafo para eventos sociales “y lo que salga”.

Texto y foto: Manuel Pool

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