¿Te estás bañando como es debido?

Es muy fácil cometer errores al realizar los hábitos de higiene personal, que comprometan la integridad de la capa hidrolipídica de nuestra piel. La temperatura, la duración del baño, los jabones empleados y el secado, son algunos de los elementos a tener en cuenta para cuidarla y que nuestra forma de lavarnos sea la adecuada.

1. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) una ducha, por criterios ecológicos y de salud, debería tener una duración máxima de 5 minutos, pues así no se gastan más de 95 litros de agua durante la misma, y es suficiente para la higiene corporal, sin dañar el manto lipídico que la protege.

2. Tanto en adultos como en niños, las orejas y el oído externo deben limpiarse a diario con agua y jabón, y con la cabeza inclinada hacia el lado que se está lavando para evitar que se introduzca agua. En los bebés, la limpieza debe limitarse a la zona externa, empleando para ello un poco de agua con jabón, o pasando suavemente un paño humedecido por el pabellón auricular.

3. No es aconsejable el uso de guantes o esponjas con fibras ásperas, pues con la excusa de la exfoliación es fácil llevarse una parte importante de la superficie dérmica, además de las células muertas. Basta con enjabonar con suavidad la piel sin realizar fuertes fricciones.

4. Es recomendable que nos duchemos con agua no muy caliente, esto es, que no sobrepase los 30º, para no resecar la piel.

5. La hora del día para la ducha es indiferente. Aunque quienes prefieren su efecto tonificante la realizan por la mañana, es aconsejable tomar una tras el ejercicio físico porque se suda más. El baño del bebé y de los niños pequeños se suele realizar a última hora de la tarde, antes de irse a dormir, por sus efectos sedantes.

6. En la edad adulta, tomar un baño también proporciona un estado de relajación muy agradable, pero no es bueno prolongarlos, pues la humedad excesiva hace que la piel se macere y reseque.

7. Para una correcta higiene corporal el agua solo no es suficiente. Únicamente el uso de jabones consigue acabar con la suciedad, y es recomendable utilizarlos para todo el cuerpo una vez al día. Sólo si se realiza más de una ducha, se puede hacer la segunda sólo con agua.

Los jabones son los responsables en muchas ocasiones de la agresión al manto lipídico, imprescindible para protegernos de bacterias y virus, pero también son necesarios para mantener un equilibrio entre la sequedad y la grasa cutánea.

Por ello, es mejor optar por aquellos que reflejen en el etiquetado un PH de 5.5 que, según los expertos, es el nivel alcalino más adecuado para el cuidado del cuerpo.

8. El secado es fundamental, pues no es aconsejable mantener la humedad en la piel, ya que se corre el riesgo de infección por hongos. Hay que secar con cuidado las zonas de las axilas, los pies (entre los dedos), y las ingles. No es conveniente frotar la piel con fuerza para quitarle la humedad, con unos suaves golpecitos con la toalla por todo el cuerpo es suficiente.

9. La hidratación tras la ducha es el complemento perfecto a la higiene corporal, pues previene la sequedad y aporta elasticidad a la dermis, fortaleciéndola. Los aceites corporales alcanzan una profundidad en la piel mayor que otros productos, nutriéndola con más efectividad.

10. Si a pesar de seguir estos consejos se nota picor o tirantez en la piel, es recomendable recurrir a la opinión del médico, pues puede existir algún problema dermatológico que deberá tratarse.

Zonas de lavado especial

Cada zona de nuestro cuerpo (oídos, genitales, codos y rodillas, pies y cabello) requiere su ritual específico de limpieza porque todas son diferentes. El grosor y el lugar donde se encuentra la piel determinan la forma en que debe lavarse y hasta el tipo de jabón que se debe emplear. Tomar conciencia de las características de cada una es fundamental para una higiene adecuada.

Adultos y niños deben lavarse diariamente con agua y jabón las orejas y el oído externo inclinando la cabeza hacia el lado que se está limpiando, lo que evitará la entrada de agua.

Los bastoncillos, en general, sólo deben usarse para la limpieza del oído externo y nunca para retirar la cera de los pliegues internos, pues podrían provocar la formación de tapones.

Para los bebés y los niños es más recomendable el uso de un paño húmedo para la limpieza del oído externo.

En los genitales. En la ducha diaria los hombres han de  enjabonarse con cuidado, pues la piel es más fina en esa zona.

Es importante enseñar a los niños a lavarse bien la zona del prepucio si no se les ha realizado la circuncisión, retirando con suavidad la zona del prepucio.

En las mujeres, desde niñas es  aconsejable el uso de jabones específicos para evitar irritaciones y sequedad, pues la zona de la vulva y los labios menores tienen un pH distinto al resto del cuerpo.

Hay que finalizar secando muy bien y con cuidado los genitales y la zona de la ingle para evitar la humedad y la formación de hongos.– Agencias

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