Israel vivió ayer una jornada de tensión y preocupación tras la aprobación ayer de una ley clave de la reforma judicial del Gobierno de Benjamín Netanyahu, que desencadenó multitudinarias protestas y agrava las divisiones internas en el país. La aprobación el lunes en la Knéset (Parlamento) de una ley que limita la intervención del Supremo en las decisiones gubernamentales ha revolucionado a un Israel que vive desde hace meses una profunda crisis interna. La aprobación de esta medida fue seguida por una ola de protestas espontáneas en todo el país, que se prolongaron hasta la madrugada del martes.
Los israelíes amanecieron con las imágenes de la represión policial contra los manifestantes, determinados a mantener bloqueada una de las principales arterias de Tel Aviv, y que fueron finalmente desalojados a la fuerza y mediante cañones de agua.
El malestar se sintió también en la prensa local, no solo mediante duros editoriales contra el Gobierno sino también con la impresión de portadas negras por parte de cinco de los principales periódicos del país.
“Un día negro para la democracia israelí”, se leía en un mensaje escrito con letras blancas en las cinco portadas, producto de una campaña impulsada y financiada por el movimiento de protesta de empresas del sector de alta tecnología contra la reforma judicial, que busca otorgar más poder al Ejecutivo en detrimento de la Justicia, cuya independencia se vería profundamente socavada.
La tensión se extendió además a los hospitales del país, muchos de los cuales brindaron un servicio restringido o se limitaron a tratamientos de emergencia, en el marco de una jornada de huelga por parte de la Asociación de Médicos de Israel. El foco de atención este martes, sin embargo, no son los hospitales ni los periódicos, sino el Tribunal Supremo, tras la apelación por parte de grupos de la sociedad civil para que tumbe la ley aprobada ayer.
Texto y foto: Efe