La Unam anunció que va a iniciar un análisis pormenorizado del contenido y las circunstancias del caso, mientras la Scjn permanece en un incómodo silencio
La tesis copiada de la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (Scjn) Yasmín Esquivel ha puesto al descubierto una cadena de plagios dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), una de las instituciones educativas más prestigiosas del país y de toda América Latina. Como una bola de nieve, el escándalo ha ido creciendo conforme pasaban las horas. Al impacto de que el trabajo para obtener la licenciatura de una ministra del máximo tribunal de justicia fuera exactamente igual que uno publicado el año anterior, se le suma ahora la revelación de que su tutora, la profesora Martha Rodríguez Ortiz, haya asesorado al menos seis tesis plagiadas entre 1986 y el 2010, según ha comprobado El País. Además hay otra tesis idéntica a la de Esquivel presentada en 1993 y revisada por otra profesora distinta. La Unam ha anunciado que va a iniciar “un análisis pormenorizado del contenido y las circunstancias del caso”, mientras la Scjn, donde la noticia ha caído como una bomba, permanece en un incómodo silencio.
A escasos 10 días de que el principal tribunal de México elija a su nuevo presidente, una polémica ha estallado en las manos de una de sus ministras, candidata a su vez a la presidencia de la corte y una de las mejor posicionadas, como la favorita de Andrés Manuel López Obrador. El primer golpe a Yasmín Esquivel vino del académico Guillermo Sheridan, quien en un artículo en LatinUs revelaba que su trabajo final para obtener la licenciatura de Derecho en 1987 era calcado a uno presentado justo el año de antes.
Las dos tesis, ambas asesoradas por Martha Rodríguez y tituladas igual: “Inoperancia de los sindicatos en los trabajadores de confianza del Artículo 123 Apartado A”, se pueden revisar de forma gratuita en el repositorio de la Unam. Palabra por palabra, son dos trabajos idénticos: comparten índice, introducción, capítulos y repiten hasta los mismos errores gramaticales. Solo hay una diferencia, Esquivel no incluye el trabajo de campo que sí incorpora Edgar Ulises Báez Gutiérrez, en 1986. “Es un plagio tan burdo que es hasta grosero. Lo único que falta por plagiar son los agradecimientos”, dice el investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Unam, Juan Jesús Garza Onofre.
Texto y foto: Agencias