Tras el baile y el festejo de la Nochevieja, Mérida amaneció en silencio: sólo algunas personas solitarias o una familia transitaba por sus calles. Se observaba a los trabajadores del aseo y conductores, porque la mayoría descansaba en sus casas, luego de una celebración que se prolongó hasta la madrugada.
Alrededor de las 10 horas de ayer, comenzó a notarse mayor movimiento entre las personas y los vehículos que comenzaron a salir: un ambiente completamente diferente al día anterior que era un hormiguero, donde miles de personas acudieron a los supermercados, tiendas de ropa, zapaterías y demás negocios, para comprar su cena o para estrenar.
Los domingos es tradición que las familias salgan a desayunar la cochinita pibil o el lechón al horno; los mercados San Benito y Lucas de Gálvez son sitios donde seguro se encuentra estos manjares, pero ayer fue la excepción, porque fueron contados lugares que ofrecieron estas viandas, ya que muchos optaron por descansar y dejar que las familias aprovecharan el recalentado.
El periodista Julián Colonia entrevistó a unos visitantes, a quienes les explicó que, por tratarse de día inhábil y con recalentado en casa no había ese platillo en los contados locales que abrieron en los mercados.
En los locales del San Benito, sobre la calle 56, únicamente abrió una taquería de carne asada y una tortillería, mientras que, los que sí decidieron trabajar fueron las que se ubican enfrente del mercado Lucas de Galvez, donde se ofreció lechón al horno, cochinita pibil, trompo y asado.
En una taquería, Luis y Antonio Pasos, padre e hijo, quienes fueron a buscar retazos de pan francés para sus patos, platicaron que se acostaron temprano y no salieron a quemar el “viejo”, tradición que se pierde y más en los barrios céntricos donde viven abuelos, extranjeros y comerciantes.
Señalaron que su cena fue modesta como en muchos hogares, “todo está subiendo de precio, de antes daba para pavo, ahora sólo para pollo”.
El hijo indicó que le ha ido bien con los patos, al menos, más que con las gallinas, “hemos vendido varios”. Por su parte, su papá señaló que cuando criaron gallinas sólo unas cuantas comían y el resto las vendían.
Las unidades del Frente Único de los Trabajadores del Volante (Futv) comenzaron a trabajar desde las 7 horas, pero únicamente llevaban contadas personas, incluso algunas se iban vacías. El despachador indicó que trabajaron con cinco vehículos para las rutas Pacabtún-Reyes y Lázaro Cárdenas y darían servicio hasta las 21 horas. “Al mediodía habrá más movimiento”.
En el área de los kioscos, que normalmente abren a las 11 horas y se transita a vuelta de rueda, ayer los contados peatones podían cruzar las calles con toda la lentitud. Únicamente el negocio de accesorios para celulares y artículos electrónicos y una farmacia estaban abiertos.
Uno de los trabajadores de la cuadrilla de Servicios Públicos Municipales explicó que en la Nochevieja se genera más basura por la quema de los viejos. “A mí me toca de la calle 64 hasta la 50 y con varias esquinas y únicamente por la 56 hubo algo de basura de explosivos, porque es donde se vendió, pero tengo un compañero que le toca algo del barrio y allá si se quemaron viejos así que tardará en limpiarlo”.
En algunas casas se escuchaba música y algunos apenas estaban desayunando casi al mediodía y hay quienes continuaron la fiesta.
Texto y foto: Darwin Ail