En el Siglo XXI la criminología del control, que es querer reducir a “tolerancia cero” todos los aspectos de la criminalidad, elemento que se ha vuelto desmedido y discriminatorio, han llevado a su vez a los denominados “delitos de odio”, ya que al sancionarse más, se delinque más, afirmó la Dra. Silvia Barona Vilar, en su participación en el Coloquio Internacional: Los nuevos retos de la justicia penal en México, que concluyó ayer en la Universidad Modelo.
La Dra. Barona Vilar es catedrática de Derecho Procesal de la Universidad de Valencia e impartió la conferencia magistral ¿Hacia dónde va la justicia penal? Justicia Penal sobre un diván.
Sobre los puntos que motivan la criminología de control, dijo que pueden ser reducidos a tres: la prensa amarillista, las estrategias políticas para conseguir votos y las presiones sociales de las organizaciones de las víctimas.
–Se cambia la reinserción por un “populismo punitivo” en lugar de encaminar a la sociedad a un mejor lugar a través de ésta –indicó.
De igual manera, señaló, se puede observar que en el sistema penal actual existe una incorporación de figuras procesales abreviadas además del fomento de pactos de sentencia, mismos que llevan a procesos desmesurados donde el uso excesivo de las instituciones no conduce a la verdadera justicia.
–Es necesario notar que si bien han surgido aspectos negativos, el siglo XXI también ha traído elementos positivos: el fomento de acuerdos restaurativos que son los mecanismos alternos de solución de controversias donde se favorece la reparación, se fijan valores en las personas y se solucionan los conflictos. No se castiga, se repara –destacó.
Agregó que a pesar de que falta estudiar más casos, estos mecanismos de mediación, funcionan como un punto de referencia para construir un nuevo paradigma en la justicia penal, y por ello deben de fomentarse, ya que así se podrán reportar beneficios para la ciudadanía, y aún cuando la construcción de este tipo de justicia restaurativa no sea tarea fácil, será un gran adelanto para el sistema de justicia penal de este siglo el contar aunque sea con éste inicio.
En la ponencia se abordaron tres puntos principales: ¿Qué es lo que sucede en la actualidad? ¿De qué manera la era global ha incidido en la justicia penal? ¿Hacia dónde vamos? A estas interrogantes se suma una más: ¿De dónde venimos?
Para poder dar respuesta a estas preguntas, fue necesario hacer una revisión histórica del derecho penal y las distintas concepciones de justicia surgidas a lo largo del tiempo.
–Teniendo en cuenta esta base histórica, se puede observar que en el devenir del tiempo, la globalización y la internacionalización del derecho han lograron aumentar las garantías y derechos para las partes, mismos que pueden hallarse en diversos instrumentos internacionales como la Convención Americana de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que además de regular los derechos de las personas, también intentan que éstos sean accesibles a los individuos –indicó.
Por último, dijo que a pesar de estos avances, el siglo XXI ha traído sus propios retos, ya que el Estado Social se ha desviado de su objetivo, dando paso al neoliberalismo: los derechos del ciudadano dejan de ser atendidos y se comienzan a regular los del consumidor, haciendo que el derecho penal se diversificara enormemente.
–Esto trae como consecuencia un efecto denominado “La esquizofrenia del legislador penal mundial”, que consiste en una desorganización del pensamiento derivado de la multiplicidad de voces que a su vez derivan en un marco jurídico ambiguo. Esto puede notarse en el hecho de que existen más delitos y por consiguiente más sanciones, lo que deriva en apartar al infractor de la sociedad sin buscar la reinserción ni proteger sus derechos: se han sustituido garantías procesales por medios tecnológicos que vigilan estrechamente, siendo muchas veces invasivos a la privacidad –concluyó.- Esteban Cruz Obando