El español Román Collado cortó la única oreja de la ya tradicional Corrida Blanca, en el marco del aniversario 95 de la Plaza Mérida.
El primero en el orden fue Juan Pablo Sánchez, quien mató al segundo viaje pero el puntillero levantó al astado, por lo que terminó por escuchar un aviso.
Su segundo, un toro de feas hechuras y montado de pitones, poco se prestó para el lucimiento.
Arturo Saldívar la pasó mal con su primero, un toro de pinta berrendo que tenía mucha plaza, arrancando la ovación de los aficionados, pero que poco quiso en cuanto le presentaron la muleta. Lo mató y se llevó una fuerte rechifla.
Con su segundo cambió lanzas por cañas, pero al final fue una lástima que el toro se haya rajado.
Quien sí lo vio claro desde que se abrió de capa fue Román. El toro tenía recorrido y transmisión, por lo que pronto se centró con su antagonista para una faena con estructura y de buen corte.
Toreó con regusto el valenciano con la sarga en la derecha con muletazos largos y de mano baja que le jalearon en los tendidos, dejando ver el buen momento por el que atraviesa. Fue una faena entendida, bien valorada, con el justo premio de una oreja, tras una estocada desprendida. Con su segundo no fue menos.
Decidido y con prestancia anduvo Jesús Enrique Colombo con su primero, en el que metió una estocada para el recuerdo, pero el toro se amorcilló hasta terminar por escuchar un aviso, pero también el reconocimiento popular.
Con el cierra plaza, volvió a desplegar su portento físico por lo que lo aclamaron tras lúcidas banderillas, pero hasta allí.
Esta fue la tercera corrida de la temporada en ocasión del 95 aniversario de la plaza, con la denominada “Corrida Blanca”, con una entrada de tres cuartos de plaza.
Texto y foto: Esteban Cruz Obando