Salvador Castell-González
Nuevamente el genoísmo y la discriminación genética se a hecho manifiesta en los Juegos Olímpicos de Francia.
La discusión que ha sido muy acalorado por la boxeadora Imane Khelif, boxeadora de Argelia. Es acusada por varios errores que no tienen nada que ver con el género, o al menos no con el género que nosotros conocemos.
En la naturaleza existen muchos géneros o sexos biológicos, en el caso de la boxeadora es una situación conocida como intersexualidad, una manifestación física de algún error durante el proceso de gestación donde no se marcan correctamente las pautas que nosotros conocemos como caracteres secundarios.
En este proceso hay personas que el desarrollo secundario y a veces el primario de las características ligadas al sexo biológico no se manifiestan habiendo una variedad muy grande de posibilidades que ya han sido reportadas, cerca de 40 distintas variaciones de intersexualidad han sido ya descritas.
Pero debemos recordar una cosa, en nuestro planeta uno de nuestros recursos más valiosos es la biodiversidad. Esta biodiversidad tiene muchas formas de presentarse en cuestiones de géneros, o mejor dicho sexo biológico.
Por ejemplo, existen organismos llamados monoicos, que son plantas que presentan flores masculinas y femeninas en la misma planta, es decir, la planta es macho y hembra al mismo tiempo. También en las plantas tenemos flores hermafroditas, es decir cada una de las flores tiene los accesorios masculinos y femeninos para su reproducción. La naturaleza también ha creado algunas estrategias para no autofecundarse y así incentivar la diversidad, pero como todo, siempre hay una excepción.
Otro caso muy interesante es que algunos organismos tienen alternancia de generaciones. En una primera generación el organismo tiene una sola copia genética, este organismo libera gametos que se fusionan con otro gameto y desarrollan un nuevo organismo diploide, esta alternancia de generaciones ocurre en algunas plantas y algas.
Otro caso interesante es, el alga verde Pleodorina starrii posee células reproductoras femeninas y masculinas simultáneamente, lo que le permite crear colonias de sexo femenino, masculino o bisexual.
Y bueno, por si fuera poco, en algunos otros casos, tenemos más de un organismo viviendo juntos como ocurre en los corales, que por cierto también algunos presentan alternancia de generaciones.
Lo que queda claro es que la belleza y lo grande de nuestro planeta es la gran diversidad que existe, lo que no es correcto es discriminar a algunos y felicitar a otros. Está claro que en la ruleta biológica y genética de la vida algunos saldrán más beneficiados que otros, lo importante es que todos tengamos las mismas oportunidades para competir en igualdad. Sistémicamente se han violentado mujeres intersexuales como ya hemos hablado en la columna llamada genoísmo olímpico, mientras aplaudimos a un hombre que no se cansa también por tener una ventaja genética. En fin, seguimos aprendiendo.