Un poco de mole para quitarse el poch…


Aunque es una expresión muy yucateca, la acción de “quitarse el poch” es universal. No respeta sexo, raza, creencias, trayectorias ni campeonatos ganados. Y así, Ricardo el “Tuca” Ferreti, eterno candidato a dirigir a la Selección Nacional, dio el sí una vez más solo para los dos próximos partidos amistosos en Estados Unidos, esos a los que alguna vez él mismo calificó como “moleros”.

Mucho se ha especulado en los últimos días sobre la permanencia del Tuca al frente del Tri para el próximo Mundial, a partir de su sorpresiva decisión de tomar las riendas como interino luego de que en su primera experiencia, hace tres años, había declarado que no volvería.

Numerosos y muy tentadores son los intentos de convencerlo. Directivos, analistas, jugadores destacados y algunos periodistas no se han cansado de exponer sus argumentos de por qué lo consideran la mejor opción, entre ellas su amplio conocimiento del futbolista mexicano, del medio y su capacidad probada con todos sus títulos ganados.

Aunque hace unos días, al ser presentado, declaró que su interinato es “para devolverle un poquito al futbol mexicano de lo mucho que le ha dado” ayer pareció echar por la borda la idea de quedarse al expresar que tomar definitivamente el timón de la Selección sería una deslealtad hacia los Tigres, el club que dirige desde hace ocho años y que le ha dado la continuidad y la confianza a su proyecto –algo inusual en nuestro País- lo mismo que Ferreti seguramente exigiría en el banquillo tricolor.

Sin embargo, queda espacio para la duda: los partidos contra Uruguay y Estados Unidos ¿son una probadita del Tuca para la Federación o son solo para quitarse el poch? Pronto conoceremos el desenlace de esta “molera” historia.

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