Una coladera es foco de infección

Ciudadanos manifestaron su inconformidad debido al uso de una coladera ubicada cerca de la entrada del mercado “20 de noviembre”, en la cual  son depositados los desechos de varios negocios de comida y que representa un foco de contaminación y potencial generador de enfermedades.

Sin embargo, los problemas sanitarios del mercado han tenido cierta solución, porque al iniciar la presente administración municipal habían dos focos de contaminación que generaban fuertes olores fétidos, provocados por dos contenedores que estaban asentados en el lateral de la calle 50, casi al extremo norte del mercado, y en el costado de la calle 52.

Dichos contenedores se quitaron y se tomó el acuerdo con los locatarios del mercado para que un camión recolector de basura pasara a recoger la basura periódicamente, estrategia que hasta la fecha funciona bien.

A pesar de ello, todavía existe un elemento de queja de ciertos ciudadanos, como el relojero Carlos Gómez, conocido como Sojol, quien tiene una mesa en el interior del mercado: “Las autoridades no hacen nada por evitar que se tiren restos de comida en la coladera cuando hay un anuncio que prohíbe hacerlo”, acusó el comerciante.

El anuncio, sujeto a una de las columnas del mercado, está fechado desde la administración de  Gualberto Ayora Cámara, el cual reza: “A la persona que se les sorprenda tirando basura o restos de comida en las coladeras será multado con $500 pesos la primera vez; con $1,000 pesos la segunda y la tercera será consignación. Atentamente, Ayuntamiento 2001-2004”.

Pero nadie hace caso al anuncio y es una práctica común ver a los empleados o los locatarios que venden comida tirar sus desechos en la coladera.

Al parece, la directora del mercado, Ana Puch, ha tomado cierta actitud pasiva con los comerciantes debido a que desde hace más de cuadtro décadas se ha realizado este tipo de prácticas.

Un solución que se ha planteado es la de tener un contenedor de recepción de residuos de comida para que no se sigan depositando en la coladera.

 

Bernardino Paz Celis

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.