Una historia de fantasía juvenil con enseñanza para adultos

Por: Roberto A. Dorantes Sáenz

En abril en el círculo de lectura al cual participo, bueno ya van dos meses que no he podido asistir por motivos personales, pero espero en mayo asistir de nuevo a la reunión mensual, el libro que leímos fue el del autor Michael Ende, titulado Momo, escrita en 1973. Me encontré con un libro con mucha aplicación a la vida diaria y ampliamente recomendable.

Las obras de cualquier artista refleja la personalidad de su genio, por eso describo brevemente  quien fue Michael Ende, fue un escritor nacido en 1929 en Garmisch-Partenkirchen (Alemania).

Ende creció con el nacionalsocialismo y padeció la tragedia de la guerra, experiencias que contribuyeron a afianzar el anhelo de belleza, humanidad y armonía que refleja en su mundo de fantasía.

Sus novelas fueron galardonadas con los premios más prestigiosos al tiempo que se convertían en un impresionante éxito editorial y servían de base para películas de gran aceptación popular.

La trama se desarrolla en una ciudad que por su descripción y el nombre de sus personajes se adivina, una ciudad Italiana, donde describe las costumbres de una sociedad pequeña, que de repente se ve interrumpida con la llegada de los hombres grises.

En la historia sobresalen dos personajes que son importantes para entender el mensaje,  la propia Momo y estos hombres.

Momo es una niña con un don muy especial: sólo con escuchar consigue que los que están tristes se sientan mejor, los que están enfadados solucionen sus problemas o que a los que están aburridos se les ocurran cosas divertidas.

De repente, la llegada de los hombres grises va a cambiar su vida, porque prometen que ahorrar tiempo es lo mejor que se puede hacer, y pronto nadie va a tener tiempo para nada. Ni siquiera para jugar con los niños.

Momo es la única que no cae en la trampa, y con la ayuda de la tortuga Casiopea y del maestro Hora, llevará al lector a una aventura fantástica llena de enseñanzas sobre la amistad, la bondad y el valor de las cosas sencillas. En definitiva, sobre lo que de verdad nos hace felices.

Momo es un canto a la vida tradicional, a la existencia plácida y lenta de los pueblos y los barrios de siempre, en los que la gente vivía sin prisa, trabajando con amor a su tarea y disfrutando de su tiempo de ocio con su familia y amigos.

Donde los ancianos se sentaban en una taberna a charlar tomando el humilde vaso de vino que podían permitirse, y los niños se divertían durante horas inventando miles de juegos con una simple caja de cartón o un trapo viejo.

Los hombres grises representan la antítesis de la sociedad tradicional, pues encarnan todo lo pernicioso y detestable de nuestra sociedad capitalista y consumista. Forman parte de la Caja de Ahorros de Tiempo, un trasunto de cualquier entidad bancaria, convenciendo a las personas de la conveniencia de ahorrar tiempo, centrándose en el trabajo y en la productividad, y abandonando otras ocupaciones improductivas, como las actividades de ocio, los momentos de reflexión, o el tiempo dedicado a la familia, los amigos, la pareja, los animales y cualquier pasión o afición que se tenga.

Momo posee un doble nivel de lectura, como ya comentamos, que la convierte en mucho más que una simple novela de fantasía juvenil. Logra que, como lectores, reflexionemos sobre nosotros y sobre nuestro entorno, sobre la sociedad que hemos creado y sobre los defectos que todos sin excepción hemos adquirido.

Y, lo más importante, sobre las cosas que de verdad nos realizan y nos hacen felices, que a menudo nos perdemos por “no tener tiempo”  y que, casualmente, casi siempre son gratis.

 

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