Una navidad inolvidable

Por: Carlos Hornelas

De una manera u otra, todos siempre deseamos una navidad inolvidable. Rodeados de nuestros seres queridos, en torno una mesa pletórica de comida, un decorado perfecto, un arbolito lleno de regalos y la convivencia que acaricia nuestro espíritu.

Sin embargo, no todos podemos disfrutar de esa experiencia por diferentes razones. Detrás de la cortina de este escenario estarán siempre aquellos héroes anónimos que trabajan y ponen todo su empeño para que podamos disfrutar de esta festividad. En el crucero vigilan los policías, los doctores y enfermeros de guardia apenas interrumpen su rutina para un momento de convivencia en medio del ajetreo de su labor. Todos ellos demuestran con obras el sentido de la caridad y servicio al otro del modo más sencillo y edificante: entregándose en persona.

En estos días, en los que por motivos personales el hospital ha sido mi segunda morada, he constatado en carne propia el amor, la esperanza y la caridad, de diversas maneras.

En la noche, a los que estamos en la sala de espera, voluntarios nos entregan la cena gratuita, con una sonrisa. Jóvenes y mayores que podrían estar haciendo cualquier otra cosa en su vida, interrumpen su comodidad y se dan a los otros: nos traen la torta y el refresco. Y aunque pareciera poco, ese simple gesto nos recuerda a muchos que, tan absortos en nuestra pena, no habíamos probado alimento. Y lo hacen sin pedir a cambio nada.

Los grupos de oración, de los cuales mis familiares, mis amigos y mis alumnos han formado parte, son muestras de que la fe mueve montañas. El dolor y la enfermedad despiertan la conmiseración con el otro y el sufrimiento solo puede entenderse a la luz de una prueba de fe, la cual es más llevadera cuando uno se sabe acompañado.

Asimismo, nos arropa y nos esperanza las muestras espontáneas de ayuda, a veces de quienes menos esperamos y en diversas formas: una llamada, un mensaje, la donación de sangre, una intención en la misa.

Que esta navidad, pasada por el hospital sea inolvidable en esos sentidos para nuestros familiares, amigos y alumnos. Lejos de casa. Pero ¿qué no acaso la navidad ocurrió fuera de casa, de toda comodidad y en la precariedad? Feliz navidad a todos, ha sido inolvidable. Dios los bendiga.

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