Una vez más

Apenas terminamos el tercer año de gobierno y ya tenemos precandidatos a la elección del 2018 muchos suspirantes que dicen tener las tablas para rescatar al país del entorno de crisis mundial, de inseguridad provocada principalmente por el consumo de drogas en nuestro vecino del norte; rescatarnos de los últimos lugares educativos en las pruebas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE); de más de la mitad de la población en pobreza y por último, salvarnos de nosotros mismos a pesar de nosotros mismos. 

México tiene un entorno complicado a nivel mundial (todos los países están igual) pero el encono y división nacional en donde nos acusamos unos a otros hasta por la lluvia que cayó o no cayó dependiendo del interés que se tenga, de dejar mal al que puede ser futuro contendiente o simplemente en la clásica (e ingenua la mayoría de las veces) acusación de "fue él" como si señalando a otro y denostando, el acusador pudiera brillar.

Si no fuera tan triste, antagónico, inútil y anticipado, quizá sería entretenido ver como lanzan a sus equipos a ladrarse mutuamente cuales perros falderos (los de pelea aún siguen sentados royendo hueso).

El problema es que faltan tres años (dos si consideramos que en el último ya se desató la gresca preelectoral oficial) y en lugar de empezar a construir en base a propuestas (para que no les "roben" las ideas) se dedicarán al ataque logrando lamentablemente, que la sociedad, de por sí cansada, relegada y decepcionada, terminé de ampliar la brecha existente pues solo escuchará lo malo y nunca lo bueno, solo escuchará descalificaciones y señalamientos acusatorios antes que reconocimiento y aplauso. El "todos son iguales" retumbará en nuestra psique social pues habrá acusaciones de enriquecimiento, de locura, de transa, de corrupción, de abuso y una larga lista que se resumirá en  un "yo soy malo pero, tú eres peor" y por tres años tendremos tal bombardeo y veremos tantos "acomodes" y "brincos de barco" que nos quedará la percepción además del "todos son iguales", la de "siempre son los mismos" y la sociedad, harta, dará la espalda aunque muy en el fondo, siempre nos queda el "esta vez será mejor" y nuevamente saldremos a votar por el "menos malo" y nada más por eso, empezaremos mal.

No se tardará un sexenio, se tardarán varios para que la ciudadanía recobre la confianza y no obstante, hay una serie de acciones que deberían realizarse de manera inmediata como son acabar con la impunidad de los partidos políticos y si rompen las reglas (aunque no se ponga en riesgo la elección) deberán desaparecer pues ni nos merecen ni nos lo merecemos; los partidos deberán obligar a todos sus militantes a una declaración patrimonial y a transparentar sus finanzas pues es irónico ver que en campaña, con el dinero asignado se logran maravillas (creyendo que solo es con ese monto) y en cambio, con el presupuesto de sus ya conquistados puestos de servidores no da para nada y siempre hay que "apretarse el cinturón" (nosotros, algunos de ellos parecen estar exentos)

La segunda vuelta debe ser un hecho, previo a la elección del 2018 y si nuestro H. Congreso de la Unión no quiere, mándele una carta a su empleado (todos los diputados y senadores trabajan para nosotros y no para sus partidos) y dígale que no quiere volver a ser gobernado por alguien que obtuvo menos de la mitad de votos de la población y si no le hace caso a su carta invite a su vecino, a su compadre, a su pareja, al de los hotdogs, al que quiera, al que pueda e inúndelo de cartas, exíjale que sirva a quien juro servir. Quizá no entiendan aún, que el poder es de la sociedad y no de ellos y eso depende de usted y de mí.

Por último y más importante, hagamos nuestra parte cumpliendo con nuestro trabajo de manera honesta, viva de manera en que sus principios se transmitan a sus hijos y con esa autoridad moral que da el vivir de manera correcta, recuerden caras, nombres, acciones y resultados y exija que todo se haga bien, transparente y logremos que nuestros servidores y funcionarios en lugar de atacarse y destrozarse por el siguiente cargo donde una vez que ensucien a sus contendientes, nos prometerán que en su "inmaculada pureza", lo harán bien… esta vez… una vez más.

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