Don Efraín Osorio habla sobre los tiempos cuando llevaba a los visitantes americanos por Yucatán, lo que fue creciendo con el paso de los años
Don Efraín Osorio es un veterano guía de turistas que recuerda sus inicios en esta actividad a la que ha dedicado su vida, desde aquellos tiempos en los que apenas llegaban a Mérida dos vuelos semanales de Estados Unidos, y solamente se tenían como puntos principales la capital yucateca, Chichén Itzá Uxmal y Progreso.
“Estudié hasta segundo año de prepa, mi papá quería que fuera médico, y yo quería ser piloto, me gustaba mucho el idioma inglés y estando con mi papá en el sitio de taxis en el que trabajaba en la Plaza Grande, me acercaba a ayudar a los policías a comunicarse con los extranjeros, les explicaba dónde estaba el mercado o los bancos y en agradecimiento me daban un dólar, dos y hasta cinco, allí fue donde se definió que es lo que quería”, relató don Efraín, a quien conocen en el ambiente como “Jimmy el Gringo”.
Era el año de 1966, había en los bajos del Palacio Municipal una pequeña oficina de la Secretaría de Gobernación donde se tramitaba la licencia que don Efraín recibió el 18 de febrero, y con su vehículo Chevrolet Bel Air Cola de aquellos “cola de pato” del año de 1955, comenzó a trasladar, a través de la agencia Barbachano Travel Service, a sus primeros turistas a Chichén Itzá.
“Eran gringos ricos los que llegaban a Mérida por avión y se hospedaban en el Hotel Panamericana de los Barbachano, que entonces estaba recién inaugurado en la calle 59”, nos dice nuestro entrevistado, quien recuerda como don Ricardo Gutiérrez presentaba a los turistas con su chofer, que también fungía como guía.
“Una vez que estaban de acuerdo, el mismo señor Gutiérrez revisaba que el vehículo que se utilizaría para llevar al pasaje esté presentable y en buenas condiciones mecánicas, y principalmente que tuviera aire acondicionado y que funcionara”, indicó el buen Jimmy, quien con mucho sentimiento recuerda que en esos años el litro de gasolina, que se llamaba Mexolina o SuperMexolina, costaba 49 centavos, así que con 200 pesos realizaba su viaje hasta Chichén Itzá.
“Salíamos por San Pedro Noh Pat y de allá nos deteníamos hasta Tahmek para ver la desfibradora, y luego en Hoctún para ver el Cementerio, y antes en algún pueblito como Xocchel paraba para mostrarle a los visitantes cómo lavaban la ropa con sus jícaras las mujeres o para ver las casas de paja”, puntualizó.
“Al llegar a Chichén la comida era en el Mayaland, siempre de la familia Barbachano, que entonces pagaba por el servicio de transporte 120 pesos y 75 por ser el guía, pero no al llegar sino tres días después, pero eso sí, al llegar a Mérida al hotel, los turistas nos daban una propina que mínimo era de 50 dólares, es decir, cinco veces más de lo que recibíamos al tercer día de Barbachano”, dice con añoranza don Jimmy, quien en 1967 pasó a ser parte del equipo de guías de viajes Bojórquez.
Junto con Armando Bojórquez Patrón, el actual presidente de la Asociación Cultural y Turismo de América Latina, creó un circuito al que llamaron México Maravilloso que incluía el recorrido vía aérea desde México a Mérida, Uxmal, Chichén Itzá, Cozumel e Isla Mujeres.
Así es que de pasar a atender con su Chevrolet 55 a dos ó tres parejas a la semana, don Jimmy atendía de 40 a 50 personas a la semana, por lo que en su momento pensó en adquirir su autobús para reducir las elevadas cargas de trabajo. Lamentablemente este proyecto no gustó mucho a sus patrones, que tenían planes para meter sus autobuses para dar el servicio, por lo que finalizó de esta manera la relación laboral que duró siete años.
Posteriormente, don Efraín abrió nuevas rutas visitando con estudiantes de universidades de Estados Unidos, y sitios arqueológicos Mayas en Centroamérica y México, el cual por temas de reglamentación aduanera dejó de ofrecer regularmente. En la actualidad, con 76 años de edad, sigue ofreciendo sus servicios en Chichén Itzá, pero también tiene muchos proyectos en el ramo que espera hacer realidad muy pronto.
Texto y fotos: Manuel Pool