Violencia vial y trabajo en equipo

Everardo Flores Gómez
contacto@cicloturixes.org
www.cicloturixes.org

Este domingo tocó salir a pedalear hacia el Centro de Convenciones Siglo XXI para asistir al quinto informe del gobernador Mauricio Vila, invitación que cada año recibimos como integrantes de la sociedad civil, la ruta natural para llegar en bici hasta la glorieta del S XXI, es pedalear por la ciclovía de Prolongación Paseo Montejo construida en esta administración. Iba con mi compañera también montada en su bici. Pedaleábamos a la altura del Club Campestre cuando una camioneta Kía intentó entrar a un evento que se realizaba en dicho club por la puerta de salida, el conductor cruzó su vehículo justo en medio de la ciclovía impidiéndonos el paso y comenzó a discutir con el hombre de la puerta que le impidió entrar, mi compañera se salió de la ciclovía esquivándolo y yo antes de hacer lo mismo le reclamé su completa descortesía porque a pesar de que nos vio al rebasarnos nada le importó estacionarse en nuestro camino y obstruirnos el paso. No está de más decir que cuando hago algún reclamo siempre lo hago en los mejores términos precisamente porque sé las posibles consecuencias. Pues como bien podía esperarse de alguien que abusivamente quiere colarse a un evento por donde sea, su reacción fue dirigirse hacia mí con improperios y majaderías al grado que su esposa que lo acompañaba de copiloto le pidió que parara y se calmara. Ante las agresiones verbales no hay argumento que valga. Seguí mi camino por la ciclovía detrás de mi compañera cuando para nuestra sorpresa e impotencia poco más de un kilómetro adelante cuando ya había olvidado el incidente suponiendo que el abusivo e iracundo conductor estaría ya en su evento del campestre, este intentó embestirnos justo cuando cruzábamos la avenida después de la gasolinera ubicada frente al monumento a Gonzalo Guerrero. A mí me tiró de la bicicleta golpeándome por la parte trasera, a mi compañera por fortuna no le pasó nada, acto seguido el cobarde huyó hacia Montes de Amé por lo que de poco sirvió que unos oficiales de la SSP apostados en la gasolinera y testigos de lo ocurrido con radio en mano avisaran al resto de sus compañeros quienes por docenas se encontraban en la glorieta del siglo XXI. El oficial me preguntó si me encontraba bien o si quería que llamara a una ambulancia. Le agradecí su atención, pero sólo se había ensuciado un poco mi camisa blanca y por fortuna mi bici tampoco estaba dañada. Seguimos nuestro camino con la impotencia de sentirse tan vulnerable en las calles y saber que cualquiera que desee usar su auto como arma lo puede hacer con total impunidad. Llegué al informe temblando no del miedo sino de coraje, de impotencia y tristeza, todo al mismo tiempo.

Este año como el anterior no hubo mucho que informar en materia de infraestructura ciclista, el gobernador hizo referencia a los 70 kilómetros construidos en 2021 así como a la capacitación a los operadores del servicio de transporte público , “tenemos este curso que se llama ‘en la piel del usuario’ -además de los simuladores y las clases teóricas- y es para que vean los choferes lo que siente la gente en la calle, yo cuando veo este video y los veo en la bicicleta estática y veo la cara que ponen cuando les pasa el camión al lado pues la verdad es que no les tengo que mentir, a mi sí me da gusto, que sientan lo que se siente y mejoren las condiciones en las que están operando” dijo el gobernador. Lo que se siente es impotencia y tristeza por vivir en una ciudad donde no sólo los choferes del transporte público sino los conductores de vehículos particulares conducen como si fueran los únicos usuarios de la calle, a alta velocidad, sin empatía alguna hacia los demás. Varias veces el gobernador hizo énfasis en su fórmula: “trabajo en equipo” sin distinción de partidos o de ideología política, con todos los municipios, con todos los estados, con el gobierno federal y con el resto de los actores sociales. Urge del concurso de todos para poner fin a la violencia vial en nuestras calles. Así sea.