William Klein revoluciona la historia de la fotografía

Radical, moderno, revolucionario, así fue y sigue siendo el fotógrafo neoyorquino William Klein, el artista multidisciplinar que ha dejado para la posteridad un Nueva York de obreros, viandantes y artistas que ahora muestra la Fundación Telefónica en la exposición “William Klein. Manifiesto”.

Desde hoy y hasta el próximo 22 de septiembre, y dentro del marco de PhotoEspaña 2019, la Fundación Telefónica abre sus puertas a todos los amantes de este creador de 91 años que revolucionó la historia de la fotografía y que se encuentra en el centro de Madrid, donde estará firmando en la Feria del Libro.

A través de 245 piezas, algunas muy únicas, esta retrospectiva -la primera que se lleva a cabo en España- ha tomado la forma de un laberinto en el que las fotografías, pinturas, proyecciones y maquetas se van dando paso para conformar el universo de Klein.

En palabras de la comisaria de la muestra, Raphaëlle Stopin, la exposición propone unir todos los segmentos de la obra pictórica, fotográfica, gráfica y cinematográfica del artista para conocer sus “vidas creativas”, algo que ha mantenido “a lo largo de su carrera”.

Algo que empezó a fraguarse desde su juventud en Nueva York, y que fue evolucionando a lo largo de una vida en la que también se vio influenciado por la pintura clásica, y que se puede comprobar en la “escala monumental” de su obra.

Durante el recorrido, el visitante podrá asistir a obras de sus inicios, donde reinan las abstracciones fotográficas realizadas en el cuarto oscuro.

Pero merece la pena detenerse también en sus obras de los años 50: las fotografías que hace en la calle, esas avenidas de Nueva York que se convirtieron en su fuente de inspiración y que quedaron recogidas en el libro “Life is Good & Good for you in New York” (1965).

Situado siempre en el centro, muy cerca de su tema para captar mejor las líneas de tensión, crea, en la década de 1950, grandes conjuntos fotográficos en el corazón de las ciudades modernas como “New-York 1954-55”, “Rome 1956”, “Moscou 1959-61” y “Tokyo 1961”.

Y pronto descubre la sociedad del espectáculo, dirigiendo para la televisión y fotografiando para la prensa de moda hasta que llegue el cine para satisfacer su deseo de movimiento y su compromiso como fotógrafo.

Texto y foto: El Universal

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