El Inegi reporta un promedio de 64 matrimonios por cada 10 mil habitantes y 26 divorcios por cada 100 matrimonios
Desde hace casi 64 años de casados María Guadalupe Demis Acevedo y Carlos Lorenzo Abreu Méndez aún preservan su amor, uno que han sabido cuidar, procurar y crecer, viéndose reflejado en la familia que hoy en día han logrado conformar.
Aunque el camino no ha sido siempre fácil, ambos concuerdan que su amor y matrimonio ha sido acompañados y basados siempre en Dios, motor que los ha impulsado a luchar ante enfermedades y problemas de la cotidianidad.
Su amor los ha llevado a tener una familia con alrededor de 30 miembros, entre sus 5 hijos, nietos y bisnietos, y consideran que en la actualidad las parejas temen enfrentar sus problemas, pues éstas creen que “ahora todo es desechable”.
“Ahora las parejas se casan, si funciona, bien, si no, se separan, pero eso sucede porque entran con esa idea, nosotros nunca pensamos eso, siempre tuvimos la idea de que esto era para siempre y hemos luchado por eso”, señaló don Carlos.
Por su parte, la señora Lupita indicó que acompañarse y apoyarse ha sido fundamental para ellos y ha servido de ejemplo para sus hijas e hijos y sus matrimonios.
“Es muy bonito estar juntos en las cosas bonitas de la vida, pero eso no dura siempre, así como hay día y noche, hay momentos buenos y malos, pero lo importante es mantenernos hombro con hombro, mano con mano, siempre el uno para el otro”, aseguró.
El matrimonio de los protagonistas de la familia Abreu Demis es un claro ejemplo de que los yucatecos somos parte de la población que mantiene entre una de sus prioridades el casarse y mantener a flote este vínculo de unión que sella algo tan importante como el amor entre dos personas.
LAS ESTADÍSTICAS
Es por ello que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en su última estadística de nupcialidad dio a conocer que Yucatán registró un nivel medio en el número de matrimonios por cada 10,000 habitantes, donde tuvo en el 2021, 64. Sin embargo, la Península encabeza un alto número de matrimonios, pues Quintana Roo y Campeche, son de las entidades federativas con más matrimonios por cada 10,000 habitantes, con 80 y 77 uniones maritales, respectivamente.
En 2021, la edad promedio al casarse es de 33 años para los hombres y 31 para las mujeres. En matrimonios del mismo sexo, la edad promedio de los hombres para casarse es de 37 y para las mujeres es de 35 años de edad.
En el país tan solo en 2021 se registraron 453 mil 85 matrimonios, de los cuales 448 mil 744 se realizaron entre parejas de mujeres y hombres y 4 mil 341 fueron entre personas del mismo sexo.
Por otra parte, el estado de Yucatán registra un nivel muy bajo de divorcios, pues en 2021, solo hubo 26 divorcios por cada 100 matrimonios. De los divorcios registrados en 2021, el 31 % de las parejas estuvieron casadas 20 años o más.
Asimismo, las mujeres se divorcian, en promedio, a los 40 años y los hombres a los 42 años de edad.
En México durante 2021 se registraron 149,675 divorcios, de los cuales 149 mil 234 se efectuaron entre personas de diferente sexo y 441 fueron entre personas del mismo sexo.
¿POR QUÉ NOS ENAMORAMOS?
Pero ¿por qué nos enamoramos?, ¿qué ocurre en nuestro cerebro cuando nos enamoramos?, ¿por qué existe el amor?, ¿cómo se desencadenan los procesos neurológicos que nos llevan al amor romántico? La neuropsicóloga Marina Reynier Villaseñor nos explica un poco al respecto de cómo funciona nuestro sistema ante estos sentimientos
La también catedrática de la Universidad del Sur indica que en esta etapa se involucran muchas reacciones químicas, en las que ciertos neurotransmisores aumentan su nivel y hay otros que reducen.
“Principalmente, cuando nos enamoramos se activa el sistema nervioso simpático, el cual genera una respuesta similar a cuando estamos estresados, por lo tanto, cuanto este se activa segregamos en mayor cantidad, noradrenalina o adrenalina, la cual percibimos cuando el corazón nos late más rápido, las manos nos sudan, tenemos una sensación de nerviosismo y de mucha alegría. Y al estar en este estado, solemos olvidar la capacidad de pensar de manera clara, por lo que usualmente solemos tomar decisiones impulsivas en esta fase”, explicó.
Señaló que a nivel cerebral se activa el circuito del placer, lo que hace que se segregue en mayor cantidad la dopamina, un neurotransmisor que suele elevarse cuando nos encontramos con aquella persona que queremos, consideramos es única o admiramos. Esta suele presentarse en las personas con demostraciones de euforia o ansiedad, pero de igual manera al elevarse hace que se disminuyan aquellas sensaciones de hambre o sueño.
“Es por eso que cuando estamos con aquellas personas que consideremos especial, podemos pasar horas y no darnos cuenta que no comemos, pasar horas platicando sin que nos demos cuenta del paso del tiempo, pues este tipo de sensaciones que son de procesos básicos, llegan a disminuir”, detalló.
Indicó que, en caso contrario, es que la serotonina disminuye, ese neurotransmisor que nos hace sentirnos tranquilos, en calma, lo que inhibe la capacidad de pensar de una manera más consciente o racional. Al disminuir éste hace que veamos los rasgos positivos de la persona con mayor facilidad, e ignorar las áreas o comportamientos que pudieran ser negativas en las personas de quien estamos enamorados.
Sin embargo, puntualizó que este desbalance químico comienza a disminuir alrededor de los seis meses y es entonces cuando mantener la relación ya no va a depender de estas reacciones químicas, si no de acuerdo a las creencias, valores o lo que las personas que se relacionan quieran a corto o largo plazo.
“Pasa algo muy similar cuando consumes fármacos o drogas, pues el cerebro se condiciona a cierto nivel de alteración de dopamina da noradrenalina que llega el punto que el cerebro ya se adaptó y necesita muchos más estímulos para sentirse de esa forma y las sensaciones empiezan a bajar”, ejemplificó la experta.
No hay que olvidar que “no todo es color de rosa”, pues es necesario mencionar que en México más de 20 millones de mexicanas han sido víctimas de violencia por parte de su compañero sentimental, según la última encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh).
Texto y fotos: Andrea Segura