Muchos se han convertido en restaurant bar, bares de moda o bares hipsters, y muchos más terminaron cerrándose, resalta el antropólogo social
Las cantinas juegan un papel muy importante en la vida cotidiana de los meridanos y de los yucatecos, en ellas se cerraban negocios y se hacían amistades, dice el antropólogo social Sergio Grosjean Abimerhi, quien lamenta que en la actualidad esté desapareciendo este tipo de establecimientos.
“Muchos de ellos se han convertido en restaurant bar, bares de moda o bares hipsters, y muchos más terminaron cerrándose por la desaparición física de sus propietarios, de modo que se extraña la camaradería que se vivía en estos lugares donde prácticamente todos los parroquianos se conocían”, dice el especialista, quien en reciente entrevista comentó que en 2010, cuando trabajaba en la recopilación de material para elaborar su libro “Anécdotas de las cantinas de Mérida”, se contabilizaban alrededor de 180 de estos establecimientos en la ciudad.
“En estos lugares, como el Dzalbay, donde el cantinero, el Chino Escalante, demostraba su aprecio por su clientela recordándoles a su mamá, era posible ver convivir a un mismo nivel a un bolero de zapatos o un vendedor de pastelitos y a un empresario, y llegaba el momento en el que cualquiera de ellos daba su tanda”, indicó el ganador del Premio Cedros, que otorga el Club Libanés de Mérida.
En la amena charla, no podía faltar un comentario recordando cantinas como El Grillón, ubicada en la contra esquina del Parque Eulogio Rosado, y que después de estar funcionando por más de un siglo finalmente cerró sus puertas por el aumento en el precio de la renta.
También se recordó brevemente al desaparecido “Chemas” de la calle 66 por 55, al “Malecón” y “La Costa” que, dijo, se ubicaba en el mercado y era la cantina más pequeña de Mérida, y cuyo local hoy ocupa una tienda de telefonía celular.
Durante el tiempo que empleó para recopilar crónicas y anécdotas que reflejaban lo que ocurría en estos establecimientos, Grosjean Abimerhi trató con cantineros y barmans muy antiguos, como el entrañable “Cuxo” Casanova, quien laboró muchos años en La Prosperidad y falleció apenas en septiembre de 2021, en plena pandemia.
“Otros de estos lugares en algún momento cerraron pero luego reabrieron transformados como ocurrió con El Gallito, mientras que otros han perdido el ambiente de cantina, como es el caso del Bar El Marinero, ubicado en la Colonia Carranza, donde mucho se extraña al ‘Gordo’ Ancona”, subraya Grosjean Abimerhi, quien adelanta la buena noticia de que ya trabaja en un nuevo libro dedicado al tema, que será el tercero en la saga .
“Hay mucho material, muchas historias de gente que se está yendo y que necesitamos recopilar”, puntualizó.
datos a destacar
En 2010 cuando Sergio trabajaba en la recopilación de material para elaborar su libro “Anécdotas de las cantinas de Mérida”, se contabilizaban alrededor de 180 de estos establecimientos en la ciudad.
Se recordó brevemente al desaparecido Chemas de la calle 66 por 55, al Malecón y La Costa que, dijo, se ubicaba en el mercado y era la cantina más pequeña de Mérida, y cuyo local hoy ocupa una tienda de telefonía celular.
Texto y fotos: Manuel Pool