¡Olé, campeonas!

Mary Carmen Rosado Mota

@mary_rosmot

latribunaesnuestra@gmail.com

Tras un mes de intensas jornadas que nos hicieron desvelarnos para vivir, aún en la distancia, todas las emociones que se desencadenaron en tierras oceánicas al ver salir a las mujeres a una cancha de futbol, ha caído el telón en Sidney para otorgarle a una selección su primera estrella como campeona del mundo. Pero antes de hablar de la final es preciso reconocer a toda la afición que a lo largo de estas cuatro semanas alentaron a las diferentes selecciones, se emocionaron con lo que estaba sucediendo e, incluso, impusieron récords de asistencia en los estadios sede, convirtiendo a este mundial en una verdadera fiesta.

Por supuesto, también merecen el reconocimiento aquellas futbolistas que se quedaron en el extenso camino que supone un mundial, porque llegar al séptimo partido, en realidad, se convierte en una labor titánica. Una Marta Vieira, una Megan Rapinoe o una Christine Sinclair que han cimentado el camino para tantas otras mujeres y que muy probablemente, como ellas mismas lo han indicado, no volverán a jugar un Mundial. Y claro, al mismo tiempo hubo selecciones que nos hicieron confirmar lo maravilloso del futbol femenil, de enamorarnos con su estilo de juego pero, principalmente, con ese coraje que se necesita para cumplir tus sueños. Ahí quedan los grandes ejemplos de Colombia, Marruecos y Australia, que logró el cuarto lugar de esta edición.

Y, como en cualquier deporte, alguien tiene que perder. El futbol no admite empates en las finales y en esta ocasión Inglaterra se quedó con el segundo lugar. Admito que imaginé una final muy diferente por parte de las Leonas pero, por alguna razón, nos dejan con la sensación de nunca haber estado del todo cómodas en este partido, quizá por la presión de llegar como las favoritas por lo realizado en la Eurocopa el año pasado, o tal vez por la revancha que suponía esta final para su entrenadora, lo único cierto es que son futbolistas con una calidad enorme y que el deporte, precisamente, está hecho de revanchas, así que seguro las seguiremos viendo como protagonistas de otros torneos.

Honor a quien honor merece y lo que realizó la selección española ha sido digno de un verdadero cuento, para narrárselo muchas veces a las niñas y niños, han trabajado como un equipo aún con las grietas que se formaron, envueltas en polémicas federativas, criticadas, pero también, a mi parecer, con la confianza puesta en nadie más que en ellas mismas. Porque como vimos este domingo, los hombres con traje hasta en las finales olvidan sus papeles y quieren que solo se trate de ellos.

A penas en el 2015 lograron clasificar a una Copa del mundo y en su tercera participación se proclamaron campeonas con el gol de Olga Carmona, que puso una estrella en su escudo y el destino le puso una en el cielo. Jugadoras que renacieron, que vencieron sus miedos, que le hicieron frente a su sueño y otras que nos dejan claro que no son el futuro sino el presente, de tantas historias estuvo hecho este mundial.

Gracias a las españolas, a las inglesas, a las suecas, a las australianas, a las marroquíes, a las brasileñas, a las japonesas, a todas, por demostrarnos que el futbol femenil va más allá de la grandeza. Pero hoy sí, grítenlo, ¡Olé, España!, son Campeonas del Mundo.