Era el hijo de un apoderado taurino. Papá era un genio! Siempre armaba carteles mágicos.. Al pequeño le fascinaba el toreo. Se llamaba Luis, como su padre. A sus nueve años como más disfrutaba era con un capote. Muchas veces se sentía torero del aire con mucho arte.
Era moreno, de ojos negros, mirada noble…
Para aquella feria, que iba a marcar un hito muy importante en los futuros calendarios taurinos, papá había contado con Juli, el gran Maestro Juli, a Luis simplemente le maravillaba. Y con dos toreros mexicanos de muy buena proyecciòn. Qué bonito era el cartel! El niño se emocionaba cuando se presentaban carteles.
Aquella noche jugando compuso él uno. Como su mejor amigo, también llamado Luisito, se encontraba enfermo organizó un cartel en su honor. Creó un dibujo precioso, abstracto, lleno de color y alma. Y para la terna se decantó por Fuerza, Imaginación, y Fe. El pequeño creía que era algo ideal, no era mal apoderado!
Dedicado a los que arman carteles divinos
Dedicado a Juli
Dedicado a los niños
Dedicado al niño Luis