Vivía en la casa de al lado. Era tan mayor! Igual tendría ya noventa años! Cuando el muchacho era pequeño al volver del colegio hablaba mucho con el anciano. El viejo era muy aficionado, y el niño quería ser torero. Pláticas muy agradables tenían lugar entre ellos…
Ahora el chico era novillero. Se llamaba Carlos.
Y el abuelo Julián permanecía en la casa, solo, sentado en su sofá. Le fallaba la memoria, y no podía caminar sin ayuda. Su hija y su nuero trabajaban tanto… su nieto, de la edad de Carlos, tenía también tantos quéhaceres…
Carlos visitaba siempre que podía al señor. Le hablaba de los toreros de los que hablaban antes: Joselito, José Tomás, Juli, Talavante…
Le llevaba a misa los domingos. Le leía poemas de Gerardo Diego. Le acariciaba la mano… El abuelo siempre sonreía…
Su nieto se llamaba John, repetía curso tras curso. Una tarde el abuelo Julián, que no recordaba ya nada, confundió a Carlos con John. Pareció recobrar la lucidez y le dio consejos al que él creía su nieto. Carlos no le sacó de su error… Se veía tan feliz!
Cada día que puede Carlos visita al abuelo Julián. Mañana le hablará de la México y Juli…
Dedicado a los abuelos
Dedicado a mi abuela
Dedicado a cada persona que cuida y ama a sus mayores
Dedicado a mi querido Juli
Dedicado a la México
Dedicado a mi niño Carlos Corradini
Dedicado a Luis Carrasco