Bureleando…

Maribel era muy alegre. Dulce y cariñosa. Mexicana, como la amada Virgen de Guadalupe. Llevaba un tiempo sin trabajar y aquel día se sentía feliz porque iba a comenzar en un nuevo empleo. Además era muy bonito. Se trataba de asistir y acompañar por las tardes a niños enfermos, en la clínica. Organizar con ellos actividades lúdicas.

El centro le agradó, y su directora también. Lleno de color y de fuerza positiva. Y los pequeños la enamoraron. En su primer encuentro con ellos ya les arrancó muchas sonrisas. Les propuso pintar una sábana, y entre todos la llenaron de azul y verde y rosa, y de escenas hermosas y divertidas. Quedó fantástica, muy vistosa y repleta de luz.

Luego les agradeció su lucha. Todos se enfrentaban a enfermedades y dolencias duras, y lo hacían con optimismo y energía. Uno de los niños dijo que obtenía ánimos de su querida Virgen de Belén. Otro se fijaba en el camino incesante de sus admirados Lama de Gòngora y Posada de Maravillas. Una pequeña quería, deseaba, curarse para Semana Santa..

Después inventaron juntos una canción. Y Maribel la tituló Bureleando…

Dedicado a mi amiga Maribel
Dedicado a cada niño en un hospital
Dedicado a Lama de Góngora y Posada de Maravillas
Dedicado a los que convivimos en las desveladas taurinas
Dedicado a Luisito, hoy y siempre

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