En un hecho insólito, inesperado, Christopher Collins, concertino de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, mostró dos de sus tesoros más preciados: la partitura original de 3 Sonatas para Violín clasificadas como Kochel 378, 379 y 380 de Wolfgang Amadeus Mozart que datan de 1778 y un libro de Leopold Mozart, padre del prolífico músico nacido en Salzburgo, Austria.
El anuncio causó curiosidad y sensación entre los músicos y directivos de la OSY reunidos para anunciar su concierto de este fin de semana, que incluye la Sinfonía de Concertante del genial compositor.
Con sumo cuidado, como si se tratara de una reliquia sagrada, el violinista nacido en Nueva York, reconocido promotor y conferencista de la vida y obras de Mozart, extrajo de una caja especial las viejas 38 hojas, amarillentas por el paso de los años, pero con una grafía legible y una sucesión de múltiples notas, corcheas y octavas que son reflejo de su genio.
También Collins exhibió el libro titulado en alemán “Violin Schule” (Escuela de Violín) editado en 1769 con firma autoral de Leopold Mozart, padre de Wolfgang Amadeus. La familia Mozart era conocida editora en aquella época e imprimió 200 ejemplares, uno de los cuales conserva Collins.
En exclusiva para Punto Medio, el músico comentó que estas partituras las obtuvo en Europa por una simple casualidad, ya que uno de sus compañeros se lo dio sin más como un regalo. Al preguntarle sobre los cuidados de tal joya, explicó que las hojas están hechas de papel con algodón por lo que requieren de un trato y lugar especial para evitar el contacto con el aire. En la última hoja se encuentra una dedicatoria, dirigida a su editor.
En uno de los pasajes de la película “Amadeus” de Milos Forman, el compositor italiano Salieri habla sobre la obra sin correcciones de Mozart.
Es inevitable sentir emoción al ver y tocar las hojas, sobre todo porque pertenecieron a un genio de la música.
– Gabriela Cortés
