Conoce las consecuencias de padecer la megarexia

 

Si las personas que padecen anorexia se miran al espejo y se ven obesas, aunque se les marquen los huesos bajo la piel y sufran una delgadez límite, a los megaréxicos les ocurre exactamente lo contrario, no son capaces de percibir su exceso de peso, encuentran su físico agradable, y no sólo no se preocupan por la línea, sino que se atiborran de comida poco saludable, como dulces y grasas. Son obesos malnutridos, que cada vez comen más y peor.

La megarexia es un trastorno alimentario, menos conocido que la anorexia, la bulimia o la ortorexia, pero no por ello menos grave. Además, teniendo en cuenta que la obesidad es un fenómeno en aumento, que afecta ya a más de 500 millones de personas en todo el mundo, es posible que muchos individuos con sobrepeso sean megaréxicos no diagnosticados, que terminarán siendo obesos si no toman conciencia de su problema y rectifican su estilo de vida a tiempo.

Esta dismorfofobia, en la que la imagen corporal que tienen los afectados de su propio cuerpo no es real, afecta más a los hombres que a las mujeres. Además, la mayoría de los casos corresponden a personas que sobrepasan los 45 años de edad y que llevan una vida sedentaria que fomenta la acumulación de grasa con el correspondiente riesgo cardiovascular asociado.

El nutricionista español Jaime Brugos fue quien dio el nombre de megarexia a un desorden del comportamiento alimentario, que consiste en ser obeso sin querer verlo ni admitirlo. Se trata, en realidad, de una distorsión en la percepción de su propia imagen corporal y, por lo tanto, es un problema de origen psicológico que tiene como consecuencia el aumento de peso y la malnutrición en aquellos que lo padecen.

El sobrepeso y, sobre todo, la obesidad, son factores de riesgo que incrementan significativamente la posibilidad de sufrir numerosas enfermedades como síndrome metabólico, diabetes, enfermedades cardiovasculares, apnea, gota, cáncer…

Los megaréxicos, además, como consideran que su talla es correcta y que no tienen ningún problema de salud, no se preocupan por incluir en su dieta alimentos nutricionalmente adecuados, sino que comen aquello que más les gusta y apetece, y que suele consistir en fritos, carbohidratos, grasas, dulces, pizzas, y todo tipo de alimentos que aportan lo que los expertos consideran como calorías vacías, por lo que además de obesos, otra de las consecuencias de las personas que padecen megarexia es que están desnutridos y suelen padecer anemia por la falta de nutrientes.

Independientemente del aspecto físico y de la talla que llegan a alcanzar los megaréxicos, una alimentación desequilibrada provoca falta de energía, por lo que los afectados recurren a la comida para sentirse mejor, y así se forma el círculo vicioso. Por otra parte, tanto los kilos de más como la escasez de energía, no invitan precisamente a llevar una vida activa, y el sedentarismo incrementa aún más el exceso de peso y los riesgos de padecer otras enfermedades asociadas.

En el caso de los megaréxicos se considera que la obesidad, además de representar un problema de salud en sí misma, es un síntoma de malnutrición.

Como ocurre con el resto de los trastornos alimentarios, que tienen un origen psicológico, para poder hacer frente a la megarexia es necesario que el paciente reconozca que tiene un problema. Pero, como en el caso de los anoréxicos, la imagen que refleja el espejo, y que no coincide con la percepción que tienen de su propio cuerpo, no les hace cambiar de opinión, por lo que es necesario de un profesional psicológico.

Texto: Agencia

Foto: Cortesía

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