Hoy estoy contento y me alegra tener la oportunidad, nuevamente, de compartir un tema que te podrá ser de provecho en tu vida, así como es en la mía.
Esta mañana recibí por celular un mensaje en el cual describía un ejercicio en una clase donde los alumnos tenían que calcular el peso de un vaso con agua. Después, el maestro les hace tomar el vaso con la mano y sostenerlo y sentir el peso mientras transcurría el tiempo. La conclusión fue que entre más tiempo sostengas el vaso el cansancio hace que se sienta cada vez más pesado. Esa conclusión, el maestro, la relacionó con las preocupaciones. Entre más tiempo las tengamos se nos hacen más pesadas.
Este mensaje me hizo reflexionar y es lo que te quiero compartir hoy. Cuando mantienes resentimientos, culpas, enojos, miedos, etc., pasa lo mismo que con el ejercicio del vaso. Cuando generas estos sentimientos y emociones, tienes el poder para elegir qué hacer con ellos. Muchas veces sucede que mantienes algunas, y te la guardas. Vives con estos estados de ánimo. Te haces la víctima pues por otro lado estás teniendo un beneficio, un beneficio oculto de esas situaciones. Y las mantienes porque te funcionan para obtener algo. Entonces, mantienes tus resentimientos, miedos y culpas, y de momento podrás pensar que no te afectan, que no hacen nada en ti, porque alguien más es culpable. No eres capaz de asumir tu responsabilidad. Luego, va pasando el tiempo, y entierras esos sentimientos y pareciera que ya no están, se te olvidan. Cuidado, pues a tu inconsciente no se le olvidan. Esas cargas emocionales están ahí latentes. Están esperando ser liberadas pues en realidad no son parte de ti, lo que sucede es que crees que sí y por eso siguen ahí. Sigue pasando el tiempo y enfrentas situaciones donde vuelve a salir eso que te habías guardado. Solo que esta vez son más pesadas.
Te siente más cansado conforme se van repitiendo situaciones similares sólo para recordarte que estás cargando con algo que no es tuyo, algo que va en contra de tu naturaleza. Son llamadas de atención para liberar eso que te aflige, que te hace ser esa persona que no quieres ser. Te generas situaciones para poder eliminar todo eso que no te gusta de ti, pero si no sueltas, sino eliges liberar, perdonar, perdonarte, amar, amarte, entonces sentirás que todo se vuelva más pesado. Ese peso te limita, te controla, cedes tu poder ante tus estados de ánimo, tus miedos y todo lo que crees de ti, y para ti. Llega un momento que inclusive sientes que no hay solución, te vences ante el peso de tu remordimiento. Entonces te das cuenta cuan tan pesada es tu vida, tus situaciones. Crees, desafortunadamente, que no tiene solución pues ya lo haces parte de ti y ahí estás sin hacer nada para cambiarlo, porque te dices “así es la vida” o “así me tocó”.
Eventualmente, si no liberas todo aquello que te está pesando en la vida, tu cuerpo empezará a manifestar síntomas físicos de lo que te está afectando emocionalmente, lo creas o no, lo aceptes o no. Perdona y ama todas las situaciones y personas en tu vida. Sobre todo amate a ti mismo. El amor también es responsabilidad. Haz consciencia de todo lo que sucede contigo pues tú lo hagas generado, por causa directa u omisión. Si crees que alguien te lastimó y no tuviste responsabilidad de sus actos, revisa lo que hiciste o dejaste de hacer para recibir la ofensa. Si te sientes culpable de algo, pide una disculpa y perdónate por haberte generado la experiencia. Suelta ese vaso con agua antes que se sienta como una tonelada.