Depresión, peligrosa compañía

 

 

De acuerdo con la Subdirección de Salud Mental de la Secretaría de Salud en Yucatán (SSY), la depresión, uno de los principales factores asociados al suicidio, es una enfermedad al alza que afecta hasta al 7 por ciento de la población, con una prevalencia de dos mujeres por cada hombre, en detrimento de la calidad de vida y las relaciones humanas; además, solamente el 30 por ciento de los enfermos busca ayuda profesional, por lo que la gran mayoría viven su padecimiento en silencio o en el autoaislamiento, ante ello, prácticas como la meditación pueden ayudar a equilibrar a las personas para disfrutar su presente.

Se estima que en los próximos años, la depresión sea la principal causa de ausentismo laboral y baja productividad en el mundo, por lo que este año la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lama a conmemorar el Día Mundial de la Salud -7 de abril- con la concientización social sobre esta problemática.

Miguel Ángel Viveros Erosa, coordinador de Programas Especiales en la Subdirección de Salud Mental, explicó que todas las personas pueden tener momentos de tristeza, al ser una emoción normal en los seres humanos, pero la depresión se caracteriza porque su permanencia es constante y es considerada una patología de un estado de infelicidad.

“Por ejemplo, al experimentar una pérdida, puede ser que yo experimente tristeza, pero no necesariamente es depresión o soy infeliz, la tristeza es una emoción humana, pero no va a impedir que vaya a la escuela, que no pueda ir a la escuela”, explicó.

Entre los síntomas habituales de la depresión destacan el decaimiento, disminución de la energía, sentimiento de autodevaluación, aumento o disminución del sueño y el apetito; sin embargo también hay síntomas más “activos” que también pueden ser parte de la depresión, como agresividad o aislamiento constante y abuso del alcohol u otras drogas.

“La depresión es un problema importante de salud pública reconocida por la Organización Mundial de la Salud. Aquí, además de los aspectos biológicos, también hay aspectos sociales y culturales que están relacionados con el fenómeno. Se estima que un 5 por ciento de la población padece esta enfermedad, con una tendencia a elevarse a 7 por ciento y con mayor incidencia en las mujeres”, afirmó.

Indicó que entre las causas de la depresión se pueden identificar factores genéticos -si algún familiar directo sufre o sufrió depresión la probabilidad el mayor-, así como factores psicosociales, es decir, situaciones del entorno que propicien un sentimiento de insatisfacción con la vida.

“La depresión es uno de los fenómenos más relacionados con el suicidio. La persona que decide quitarse la vida tiene que estar en una crisis, pero  también hay factores como la dificultad para manear los problemas o el alcoholismo que está tan marcado en nuestra región”, aseveró.

El especialista en psiquiatría sostuvo que únicamente el 30 por ciento de las personas que padecen esta enfermedad acuden a recibir atención médica; de hecho, por cada hombre que busca ayuda hay dos mujeres que hacen lo propio. Esta situación, dijo, se debe a que existen estigmas sociales que hacen que el hombre sea más renuente a solicitar auxilio, ya que se puede considerar a sí mismo como débil o cobarde.

“Puede ser que la persona busque ayuda en la religión, en las cuestiones naturistas o ciertas actividades que puedan presentar algún tipo de ayuda a sus síntomas, pero a pesar de esto, como enfermedad la depresión, por cuestiones de estigma, muchas veces no se busca ayuda, habiendo en el sector salud un sinnúmero de programas de atención”, agregó.

Asimismo, agregó que las estadísticas estiman que el 20 por ciento de la población está en riesgo de padecer depresión en algún momento de su vida.

“La depresión es una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial, se estima que para 20120 va a ser la principal causa de discapacidad, ausentismo laboral o de baja productividad, la principal causa de disminución de años de vida saludables y la enfermedad que va a tener el mayor coste para la sociedad”, refirió.

Viveros Erosa afirmó que aunque la depresión puede presentarse a cualquier edad de la vida, es más frecuente en la edad productiva de las personas, cuando se enfrentan a sentimientos de frustración al no poder contar con el dinero o las cosas que desean; además, esta patología también es frecuente en la tercera edad, acompañada de enfermedades crónico degenerativas, cuando el adulto mayor considera no alcanzó los logros deseados en su vida o no se encuentran preparados para la vejez y la muerte.

“La depresión no tiene edad. Tiene que ver con una serie de problemas que están relacionados con relaciones interpersonales, tiene que ver con insatisfacción a las metas que se ponen, con insatisfacción económica, con exigencias cada vez mayores de satisfactores materiales que nos pide la sociedad para que seamos felices, pero son cada vez más efímeros estos productos.

 

NUEVAS ALTERNATIVAS

El doctor Miguel Ángel Viveros afirmó que en la actualidad, además del tratamiento farmacológico y/o psicoterapéutico, se está investigando y desarrollando alternativas basadas en la tradición de la medicina oriental, donde la meditación, el autoconocimiento y la conciencia del presente y del cuerpo benefician a las personas a reducir los sentimientos de ansiedad y depresión.

“El evadir los problemas no los soluciona. El enfoque de las terapias más recientes se tratan de concentrar la atención en el presente y tienen su base en disciplinas milenarias como el budismo. Vivir el presente y convivir con los problemas, pero poder alejarlos temporalmente de nuestro pensamiento, la mayoría de la gente siempre está preocupada por el pasado o el futuro”, añadió.

Indicó que el enfoque de la meditación permite a la persona dejar de afligirse por pensamientos del pasado o del futuro que no representan gran importancia para su momento presente, asimismo ayuda al disfrute del aquí y el ahora de tal manera que el individuo puede afrontar situaciones de miedo o estrés con menor grado de ansiedad y con mayor autoconciencia.

“Hay un embrollo de cosas que están dando vueltas en la cabeza y no nos permite centrarnos en el presente. A pesar de que la persona lea mil libros de autoayuda no es tan fácil, porque el individuo que padece depresión está preocupado por cosas que ya pasaron o que no han pasado”, manifestó.

“Cuando aprendo a convivir con las experiencias en el presente, no las estoy evadiendo, las estoy enfrentando de una manera  diferente y eso va a elevar el nivel de bienestar. Eso va a hacer que pueda la persona cada vez más centrarte en el presente”, añadió.

Finalmente, comentó que la SSY dispone de diversos programas de atención de salud mental para la población, por lo que exhortó a la gente a aprovechar los servicios a su disposición.

“Ni el dinero, ni siquiera la salud son totalmente determinantes a la hora de ser feliz; de la triada clásica salud, dinero y amor, solamente el amor es el único que puede tener un efecto significativo sobre la felicidad. El dinero es necesario, nos ayuda a vivir mejor, pero la felicidad está relacionada con el amor”, concluyó.

NECESIDAD DE MÁS ATENCIÓN A LA SALUD MENTAL

Para Arsenio Rosado Franco, especialista en psiquiatría y ex director de Hospital Psiquiátrico de Yucatán, se requiere una mayor inversión y una atención más decidida al tema de la salud mental en el estado.

Pese a que alrededor del 12 por ciento de la población tiene algún tipo de problema mental, y una de cada tres personas va a requerir atención especializada en algún momento de su vida, en Yucatán la atención a este tipo de enfermedades presentan una deuda con la sociedad, debido al presupuesto insuficiente, falta de una ley de salud mental y un rezago importante de servicios en el interior del estado.

Señaló en su momento que ante la falta de una legislación específica en la materia, las instituciones no llevar registros puntuales de los casos, ni hay investigación que permita tener indicadores locales actualizados.

Para concluir, dijo que es necesario entender la salud mental no únicamente desde la concepción de tratamiento a enfermedades, sino desde un enfoque integral con componentes multifactoriales: educación, cultural, empleo, etc.

 

José Villegas

 

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