Desesperación y enojo en el hospital Agustín O ́Horán

Los pacientes y sus familiares que acuden para el tratamiento de algún padecimiento o urgencia al hospital Agustín O’Horán coincidieron en que se viven momentos de enojo y desesperación, pues se quejan de la falta de atención de calidad en el nosocomio, sobre todo en el área de urgencias, donde afirman que al parecer el personal” está cansado de su profesión, porque cada vez los atienden peor”.

Históricamente el tema de salud y seguridad social siempre causa malestar entre los yucatecos, ya que el trato siempre se califica de deficiente y el tiempo que tienen que esperar los pacientes para que se les atienda es mucho.

Rosa Campos May externó a Punto Medio que la falta de camas en el hospital es muy notoria, ya que los pasillos del área de urgencias están llenos de pacientes que tienen que estar sentados o parados con sus sondas, ya que no son suficientes. “Esto además provoca que a los que están internados los apuren a salir, sin darles los cuidados necesarios”, opinó.

“No hay espacio, está todo muy reducido. Entras y parecen hormigas amontonadas en los pasillos, porque no hay donde poner a tanta persona que está enferma, y mientas las pobres personas en los pasillos; si entraban enfermos se ponen peor allá dentro”, agregó.

Además, dijo, se escuchaban comentarios en los que de manera literal comparaban al área de urgencias con un “chiquero”, porque estaba muy sucio, “había orines en varias zonas”.

Mal diagnóstico

Isabel Pech Mena, quien se encuentra en el nosocomio porque su marido está en coma, aseguró que pasa por un verdadero calvario, ya que al principio le habían hecho un mal diagnóstico de su enfermedad, ya que se la achacaban a su vejez, pero que resultó que tenía tumores en el cerebro, situación que lo tiene en cama.

“No estamos acá por gusto sino por necesidad; si estuviéramos sanos de verdad que no estaríamos aquí. Todo ha sido terrible hasta ahora, primero diagnostican mal a mi esposo y luego el trato es déspota, no sé porque, creo que los doctores se fastidian de ver tantos enfermos que pierden la sensibilidad”, detalló.

Roberto Ojeda

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