El Arzobispo opina sobre León XIV: sencillo y cercano a los pobres

El arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, declaró que cada día que pasa se profundiza más y más la historia del Sumo Pontífice, el papa León XIV, y se descubre su sencillez, su cercanía con los pobres y su carácter que convoca a la unidad.

“Su ministerio será de un gran servicio a la causa de la paz, que tanto necesita el mundo entero. Su amor a la Santísima Virgen María contagiará a muchos para crecer en la devoción a nuestra Madre”, señaló al oficiar la misa en la Catedral de San Idelfonso.

Por otra parte, aprovechó para felicitar a los maestros y maestras, quienes el pasado 15 de este mes celebraron su día y a san Isidro Labrador, patrono de los agricultores de Yucatán, por lo que Dios bendiga sus cosechas.

Aseveró que la primera lectura de hoy, tomada del Libro de los Hechos de los Apóstoles, nos cuenta cómo Pablo y Bernabé terminaron el primer recorrido misionero al que fueron enviados por la comunidad de Antioquía, fundando las primeras comunidades cristianas, donde dejaron ya presbíteros al frente de ellas.

Mencionó que el grado de los presbíteros, junto con el de los obispos y diáconos, es original en la Iglesia de ayer, de hoy y de siempre, aunque mucha gente ignora que sus sacerdotes han recibido el grado de presbíteros en el gobierno de la Iglesia. La enseñanza que Pablo y Bernabé, que como buenos maestros iban dejando en cada comunidad, era ésta: “Hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar al Reino de Dios” .

“Ellos se referían ante todo a las persecuciones, cárceles y martirios que les esperaban. Dichas palabras se dirigen igualmente a nosotros, cristianos del aquí y ahora, pues, aunque no padezcamos las tribulaciones de la persecución, la cárcel o el martirio, nos toca sufrir cosas ordinarias como enfermedades, problemas familiares o laborales; lo mismo cosas morales, como las costumbres y normas actuales alejadas de nuestra formación cristiana; también nos persiguen los enemigos espirituales de las tentaciones interiores que tenemos que vencer para perseverar en nuestras convicciones”, detalló.

“Todo eso y mucho más se convierte en oportunidad para conquistar día a día nuestro espacio en el reino de los cielos, el cual es don de Dios y, al mismo tiempo, conquista nuestra: ¡Perseveremos en la lucha! Como maestros de la fe, no podemos sumarnos a la cultura actual para animar en nuestros oyentes la búsqueda del éxito a como dé lugar. Con el Maestro por excelencia mostramos la cruz como el camino de la excelencia en la vida cristiana”, enfatizó.

“Con tantos crímenes de madres buscadoras, de periodistas y de tanta gente inocente; con tantas injusticias, tanto desprecio o ignorancia por los pobres y los migrantes; con tantos pecados de corrupción y tantos vicios, la novia no esta hermosa para el prometido. Esa ciudad contemplada por Juan reunirá a todos los hombres y mujeres, buenos y justos que agradaron a Dios con su forma de vivir y pasaron haciendo el bien a sus hermanos. Esa visión del apóstol “es la morada de Dios con los hombres”, ciudad de dicha plena, sin penas ni dolor alguno. No desesperemos de todas las cosas malas que veamos a nuestro alrededor, pues hemos de alentarnos con la promesa que cierra esta lectura. Dice el Señor: “Ahora yo voy a hacer nuevas todas las cosas”, refirió.

Expresó que el evangelio de hoy, según san Juan, nos presenta el mandamiento nuevo, que Jesús da a sus discípulos durante la Última Cena. Las palabras de Jesús en este discurso son parte del gran mensaje que les dio a los apóstoles durante aquella cena de pascua. Ellos ignoraban que esta cena inauguraba una nueva Pascua, que, a partir de entonces, podrá celebrarse mientras el mundo sea mundo. En aquella noche Jesús instituyó tres cosas: la Eucaristía, el Sacerdocio y el mandamiento nuevo del amor.

Texto y foto: Darwin Ail