El papa Francisco pidió este domingo desde la isla francesa de Córcega a los sacerdotes que “no torturen a la gente en el confesionario” y que perdonen siempre y confesó que en 53 años de sacerdocio no ha negado nunca una absolución.
Francisco llegó este domingo a Agaccio, la capital de la isla francesa, para participar en el congreso sobre la “Religiosidad Popular en el Mediterráneo” invitado por el obispo de la ciudad y cardenal de origen español, Francisco Javier Bustillo y posteriormente se trasladó a la catedral de Nuestra señora de la Asunción.
“En el contexto europeo en el que nos encontramos no faltan problemas y desafíos relacionados con la transmisión de la fe, y ustedes lo experimentan cada día, descubriéndose pequeños y frágiles”, comenzó el papa su discurso.
También advirtió a los religiosos que huyan de la vanidad porque: “no olvidemos esto: en el centro está el Señor. No estoy yo en el centro, sino Dios”:
También les dió dos consejos: “Por mi parte, quisiera dejarles una doble invitación: cuidar de sí mismos y cuidar de los demás”
“Hay que tenerle miedo a esas personas que están siempre activas, siempre en el centro, que quizá por demasiado celo nunca reposan, nunca toman una pausa para sí mismos. Eso no es bueno, se necesitan espacios y momentos en los que cada sacerdote y cada consagrado cuiden de sí mismos”, agregó.
“Abran los corazones a todos, sin hacer distinciones. Sobre todo, salgan al encuentro de las personas allí donde viven y trabajan, y perdonen siempre todo. No hagan demasiadas preguntas: escucheny perdonen. No torturen a la gente en el confesionario, perdonen siempre: el Señor nos ha dado el ejemplo”, dijo Y revelo: “Les confieso una cosa, yo llevo 53 años de sacerdote y nunca he negado una absolución. Yo siempre he perdonado”.
El papa también celebró misa en la Place d’Austerlitz, y al final de la jornada, el papa se reunió con el presidente francés, Emmanuel Macrón.
Texto y foto: EFE