El rancho San Manuel: un santuario de aves y felinoes

Ubicado a unos kilómetros antes de llegar al Puerto del Cuyo en Tizimín, el Rancho San Manuel se ha convertido en un importante atractivo para los amantes de la naturaleza y la aventura, ofertando servicios ecoturísticos para la contemplación y conocimiento de la biodiversidad de la región.

En el lugar, que fue un rancho ganadero, Manuel Reyes Sánchez Ruiz apostó por cambiar su actividad económica a actividad en pro de la conservación ambiental al ofrecer observación de aves, paseo en bicicletas y en kayacs y la pernocta en hermosas cabañas de madera en un lugar donde no hay más energía eléctrica que la que se genera a través de paneles solares y que brinda una grata e inolvidable experiencia a sus visitantes, que llegan desde diversos puntos del país y del extranjero.

-Estamos en la Reserva de la Biosfera de Río Lagartos, el terreno tiene una superficie de 160 hectáreas y aunque fue un rancho, cuenta con una parte de selva muy bien conservada en la que habitan felinos, como los jaguares, que son monitoreados con un sistema de 30 cámaras trampa, de las cuales están en pleno funcionamiento 17 y que nos han permitido contabilizar a ocho ejemplares, que ya deben ser nueve, porque en diciembre apareció en las imágenes de las cámaras una hembra embarazada– explicó don Manuel mientras tomamos un café caliente acompañado de un pan de nata elaborado en “La Mejor”, una de las panaderías más reconocidas de Tizimín, municipio al que pertenece El Cuyo.

En punto de las seis y cuarto de la mañana, y los guías entregan los binoculares a los visitantes, explicándoles la manera correcta de ubicar a las aves, como si se tratara de las manecillas de un reloj a partir de la copa, y minutos después comienza el recorrido por los senderos que en sus 25 kilómetros pasan por cuatro diferentes ecosistemas: la selva baja espinosa inundable, el manglar, la sabana y la selva baja caducifolia.

Es esta la riqueza que tiene el lugar, que ofrece el llamado Safari Fotográfico, que recoge a los visitantes desde el muelle de El Cuyo, y llegan al rancho a bordo de un carrito similar a un trenecito, que en este caso es arrastrado por una cuatrimoto, que después hará el recorrido por los senderos.

Hay dos miradores desde los que se tiene una vista espectacular de la laguna, que el momento en el que el equipo de Punto Medio realizó la visita aún no tenían agua, pues no habían comenzado las lluvias, e inclusive se podía observar a flamencos que volaban en solitario desesperados por encontrar el vital líquido.

En la UMA se puede encontrar 165 especies de aves por eso Yucatán es muy importante como un lugar para que las aves residentes y las transeúntes puedan descansar, alimentarse y continuar su recorrido desde Canadá, Estados Unidos y hasta Alaska, con rumbo a América del Sur, explicó el guía, quien recalcó que aves como el papamosca rayado, que es originario de Sudamérica viene a anidar aquí.

El Rancho San Manuel es también el hogar de tejones, jabalís, yaguarundis, pumas ocelotes y tigrillos, y hasta el escurridizo coyote, mientras que en los tintales crecen hermosas variedades de orquídeas como las bromelias.

Como es de esperarse, en la zona también hay venados cola blanca, que atraen a cazadores furtivos, que se han convertido en un dolor de cabeza para la gente que resguarda el lugar, que tiene una parte que en tiempos de lluvias se inunda y es necesario hacer los recorridos en kayacs, y entonces aparecen en las aguas rojas, por el palo de tinte, tortugas jicoteas, mojarras pintas y hasta culebras rojas, que gustan devorar sapos y ranas que abundan en el sitio.

Es momento de regresar al puerto de El Cuyo, donde nos espera una comida en el restaurante Las Conchitas, un establecimiento fundado en la década de los cuarentas por el padre de don Manuel, que lleva el mismo nombre, y que a sus noventa años recuerda con lujo de detalle la forma en la que se vivía en este paraíso tropical.

Texto y fotos: Manuel Pool Moguel

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