Histórico Tri

ES UNA VICTORIA histórica, pero además pudo ser una victoria raspada, herida, sufrida, dolorosa, pero encima terminó siendo, además, llena de angustia, llena de drama, rozando los pucheros de la tragedia. Pero ahí quedó: triunfo apoteósico de México sobre Alemania. 1-0. Y que lloren los apostadores.

El luto de los alemanes tiene tres asesinos. Guillermo Ochoa montando el muro que los alemanes prometieron, y con un devastador Javier Hernández, que convirtió en su bayoneta asesina a Chucky Lozano.

Los alemanes, aún hoy, deberán seguirse preguntando la forma en que fueron asaltados por un adversario consistente y resistente en el abarrotado estadio Lezhnikí de Moscú.

Entre los forcejeos, en ese drama en el que Goliath empieza a sentir el muñequeo del eterno David, ese protagonista que se ahoga ante la playa del quinto juego, Alemania se descuida a pesar de tantas advertencias.

Minuto 35. Javier Hernández arrastra, amenazando con perfil hacia la derecha. Mide los tiempos para que Chucky entre al área. Lozano revienta dos osamentas, la de Kimmich y la de Ozil, en una tibia cobertura. Limpiado de maleza el terreno, su disparo es abajo, a la derecha, sí al palo de Neuer. 1-0, México.

El Chucky es el asesino, pero el autor intelectual, en tiempos, en desplazamientos y en decisiones fue Javier Hernández.

Alto riesgo. Decisiones extremas. México tragaba amargo y Guillermo Ochoa se sentía en el Standard de Lieja. Era el acróbata porque su área se convertía en una sala de urgencias.

Juan Carlos Osorio saca de la tómbola de lo absurdo sus tres cambios: Edson Álvarez por un notable Carlos Vela; Raúl Jiménez por la migraña alemana, Chucky Lozano, y Rafa Márquez por el agotado Andrés Guardado. Al final, todo fue perfecto.

México estremece el Mundial: le tunde al campeón y lo hace por primera vez en copas del mundo.

Agencias

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