Internos reflexionan sobre fe y reinserción

En el marco de la Semana Santa, el arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, presidió el tradicional Lavatorio de Pies en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Mérida, donde exhortó a los internos y a sus familiares a seguir el ejemplo de humildad y servicio de Jesucristo.

Durante la ceremonia, el Arzobispo lavó, secó y besó los pies de seis mujeres y seis hombres, acto que recordó el gesto de Jesús con sus discípulos hace más de dos mil años. Rodríguez Vega explicó que este simbolismo representa el llamado cristiano a servir al prójimo y a abandonar el egoísmo.

“Este acto es una invitación a dejar el mal camino y acercarse a Dios. No es fácil, pero Dios nunca abandona”, expresó ante la comunidad penitenciaria.

Por su parte, el director del penal, Francisco Brito, destacó la importancia de estas actividades dentro del proceso de reinserción social. Además del lavatorio, se llevarán a cabo el Viacrucis Viviente, la Misa de Resurrección y otras acciones deportivas y educativas a lo largo de la Semana Santa.

“En Yucatán se han obtenido buenos resultados en materia de reinserción. Seguimos los ejes que marca el gobernador Joaquín Díaz Mena: trabajo, educación, salud, deporte y capacitación. Esto ayuda a los internos a construir una nueva oportunidad”, indicó.

Actualmente, el Cereso de Mérida alberga a 1,600 personas privadas de la libertad, muchas originarias de otros estados e incluso del extranjero.

Brito señaló que el perfil delictivo ha cambiado: antes predominaban los delitos de robo, ahora destacan el narcomenudeo y el homicidio.

Vivencias desde la fe

Uno de los internos, Emmanuel H., interpretará el papel de Jesús en el Viacrucis Viviente. Por primera vez saldrá a representar esta escena religiosa, y aunque admite sentirse nervioso, asegura que está preparado física y espiritualmente.

“La cruz pesa 95 kilos. Ya la cargué dos veces y me he preparado con ejercicios. Le pido a Dios fuerza para poder hacerlo bien”, comentó.

Emmanuel cumple una condena de seis años y ocho meses, de los cuales ya ha purgado un año y dos meses.

“Estar aquí me ha acercado más a Dios. Pido oraciones por mi familia y mi hija”, añadió.

Otro participante, Jorge O., quien interpretará al Cirineo, relató que participar en esta escenificación le ha permitido reflexionar sobre sus errores y reconectar con su fe.

“Cristo sufrió por nosotros. Este papel te hace pensar en tu familia, en los consejos que no escuchaste. Tengo una condena de 45 años, y esto me ayuda a encontrar algo de paz”, expresó.

Ambos internos señalaron que se han preparado durante un mes para el Viacrucis, con ensayos constantes y acompañamiento espiritual.

Texto y foto: Darwin Ail