LA BARCA DE CARONTE

Inicia el conteo…

Por Miguel II Hernández Madero

Los arbolitos y nacimientos navideños desde hace semanas están en los comercios y este año volverán a dibujar sonrisas en los rostros de muchos yucatecos, quienes tendemos a reírnos de todo, aunque sea del infortunio, porque es nuestra manera de soportar y aguantar, para no gritar.

Escucharemos y diremos el tradicional “Feliz y próspero Año Nuevo”, aunque sea una simple fórmula a la que no le encontremos sentido porque el año nuevo traerá más impuestos, tarifas más altas de consumo de energía eléctrica, más aumentos a la gasolina, incrementos al precio de los alimentos y artículos de consumo básico. Todo ello compensado con un risible incremento salarial.

Tanto quienes tienen trabajos estables como quienes luchan a diario por ver qué consiguen, seguirán viendo cómo el salario no les alcanza y con envidia y rabia a quienes revestidos con el aire de burocracia, usan los vehículos oficiales para hacer sus comprar, irse a hacer  diligencias particulares o salir en las noches de paseo. A ellos no les importa la gasolina, la paga el Estado; no les importa el aumento de precios, lo pagan con vales o bien, se darán sus mañas para cubrir sus “gastos por comprobar”, dependiendo del nivel de servidores públicos al que pertenezcan.

Sí, es envidiable…, y vergonzoso, porque hablamos de una situación que no debe ser, que provoca indignación porque cada vez encontramos una sociedad más segmentada y que va generando resentimiento.

Pero no importa en estas fechas, cuando todo el aparato comercial ya se encargó de inyectar el sentimiento prenavideño y la gente se va preparando para las fiestas que concluirán el 6 de enero, y algunos hasta el 2 de febrero, dependiendo de la costumbre que hayan adquirido. Antes no hablábamos en estas tierras de un “Maratón Lupe-Reyes”, sino simplemente de posadas y cena navideña y de año nuevo. A veces se recurría a partir la rosca, pero no era tan extendido. Todo ha cambiado y estamos entrando a los festejos, pero queda la pregunta: ¿festejar qué?

Se antoja difícil pensar en celebraciones en un año con recortes laborales que ya se están anticipando, un ridículo incremento salarial, aumentos en cascada y en general la pérdida del poder adquisitivo. Sí, se perderá aún más, cada vez podremos comprar menos cosas. Incluso para quienes compran a crédito a 6, 12 y 18 meses, la ilusión de riqueza les costará aún más cara con el aumento en las tasas de interés en 2017.

Pero no se necesita recurrir a las “Profecías Mayas” para decirlo desde ahora: la “cuesta de enero” será muy prolongada, pero esta vez matizada con un proceso electoral en ciernes, que lleva ya una carrera desatada entre los aspirantes de los dos principales partidos en la entidad, con suspirantes  que harán uso de todo para ganar la voluntad del electorado, total, de discursos y promesas está tapizado el sendero de los políticos y su propia desesperación les lleva a seguir estrategias que nadie cree, que nos cuestan a todos y que afectan su propia imagen y les restan credibilidad.

En fin, será un 2017 de poco desarrollo, bajo apoyo a cultura, mucho movimiento político y con ciudadanos comunes tratando de subsistir. Aun así, vale la pena brindar por lograr vivir hasta fin de año y por tener el coraje para emprender un nuevo ciclo que se antoja difícil, pero que indudablemente será interesante.

Hasta la próxima…

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