Ella era la profesora de los más pequeños del barrio, la profesora de Ritmos sobre Patines…
Como era una buena patinadora, y muy noble, les ofrecía esa actividad extraescolar de forma desinteresada, y los niños estaban encantados.
A ellos, con su inmensa y linda imaginación, se les había ocurrido el gracioso nombre por el que la conocían…
La llamaban la chica de la R…
Todo en ella era una R sonora y firme. Así al menos pensaban los críos. Se llamaba Marta, la R dividía su nombre en dos: la parte racional y seria y la parte alocada y sensible. Así era ella. Originaria de Ronda. Rondeña de alma y piel. Rítmica, risueña, algo rara pero divina, racial. Taurina: seguidora de Morante, el que lleva R en el nombre, y es rey de la Puebla…
Y de Curro Vázquez, currista de ley y por ley, y también de Curro Romero, y de Joselito, que lleva la R en la verdad y en lo verdadero, y en sus faenas en el ruedo. Y Marta era también rauda lectora, amiga de Cortázar, de las letras de El Señor de los Anillos y de Las dos torres, y flamenca de las de noches redondas al compás de una guitarra muy rotunda…
La chica de la R…
Para mi amiga Marta, para que su felicidad radique en cada letra y en cada momento
Para el grupo de whatsapp Vega Sicilia
Para Luis Carrasco, con R y con todos los sonidos y con mucho cariño