Las cosas de Dios son deprimentes

Roberto Dorantes
robertodorantes01@gmail.com

¿Cómo te fue en la escuela? Preguntó el papá a su hija, la repuesta de la niña fue clara y directa, “hice cosas que deprimen”, ¿a qué te refieres con cosas deprimentes? “Hicimos oración y esas cosas que deprimen”. El papá guardó silencio.

Este diálogo refleja una realidad sobre la percepción de Dios, las cosas de Dios deprimen a la sociedad, como la niña es un espejo de su papá, si ella se refiere a la oración como deprimente es porque su papa lo considera de este modo.

Dios no es “divertido”, esto es la consecuencia de la “felicidad mundana” que se vive hoy día, disfrutar el momento, no sentir dolor, buscar la felicidad continua y constante, y como las cosas de Dios no es compatible al mundo resulta ser deprimente.

Aquí es cuando me planteo un dilema, ¿cuál es el motivo de que las cosas de Dios sean deprimentes la religiosidad o Dios mismo?

La religiosidad sin el espíritu verdadero, es el motivo de porque las cosas de Dios son “deprimentes”; los que se ufanan de ser seguidores de Dios sin tener su espíritu, réplica del antiguo fariseísmo, son personas hacen odiosa la religión, no se puede mezclar el mundo y la auténtica religión, que se basa en al amor a Dios y al prójimo.

“Se alegra el corazón de los que buscan a Dios” cantaba y bailaba el Rey y Profeta David, “el hombre pequeña parte de la creación, quiere alabarte. Tu mismo le incitas a ello, haciendo que encuentre sus delicias en tu alabanza, porque nos ha hecho para ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en ti”.

Obviamente que Dios no es “divertido” ni “deprimente”. Dios es amor, y este lo ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu santo”, somos injertados a la “Vid” verdadera que es caridad, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, “El Espíritu es nuestra Vida”. La verdadera alegría viene del corazón que está lleno de Dios.

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