En un desafío ante la Procuraduría Federal de Protección Al Ambiente (Profepa), varias masajistas sacaron las mesas de los locales y se instalaron sin permiso en la playa.
Incluso han habido roces y discusiones entre ellas, lo que afecta la convivencia en el malecón.
Las masajistas, además de salirse de sus áreas de trabajo para buscar más clientes, ya que la mayoría de los turistas no llega a donde están ubicadas, se instalaron en plena playa sin tener los permisos correspondientes.
Ya habían firmado un convenio para respetarse y tratar de unificar un precio único, pero estos aspectos no se respetaron.
Algunas cuestionaron: ¿Qué esperan Semarnat y Profepa para regularizar este servicio playero que por momentos se vuelve un caos? Lo peor es que empiezan los pleitos generados por las diferencias de precios y la invasión de territorios, algunas llegan hasta el Bazar de las Artesanías para atraer clientela.
Se debe poner orden y organizar un operativo para revisar los permisos y concesiones de las masajistas, y retirar a las que no estén autorizadas. No puede ser que, ‘por sus pistolas’, carguen sus mesas y se instalen en zona federal, mientras otras pagan por la renta del espacio que ocupan.
Ojalá la administración municipal tome medidas al respecto, ya que es muy desagradable ver cómo se pelean entre ellas, muchas veces por la diferencia de precios. Algunas cobran sólo 10 dólares por media hora de masaje para molestar a las demás.
–José Luis Chavarría
