No a la normalización de la violencia pasiva en redes sociales

Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana

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Todas las personas tenemos el derecho de expresarnos. La interpretación que la falta de autoestima les da a las acciones de los demás, es problema de quién la tiene y no el nuestro. A diferencia de las personas con baja autoestima, a las personas con una saludable autoestima, nos da muchísimo gusto el leer personas que inspiran y precisamente esta saludable autoestima nos permite, felicitarlas y alegrarnos. A las personas con baja autoestima, todo les produce envidia y lo reflejan en forma de críticas, cuando a la gran mayoría nos produce inspiración. Tienen un problema Houston, y si, con tanto estudio y además experiencia en materia lo afirmo. Dios les de la paz que evidentemente necesitan. 

Algunos errores básicos en el razonamiento equivocado de las personas con baja autoestima son: no entender que compartir lo bueno que uno realiza, ayuda a otros, con o sin estudios, a superarse cada día; la mediocridad, no es análogo a tener un buen corazón. Hay muchos irresponsables sin estudios con mucho ego y sin haber logrado nada en la vida. Las personas que estudian, se preparan, son personas que se han esforzado, han sido disciplinadas y eso es excelente. Si ellos no quieren estudiar y les da envidia que otros si lo hagan, y en mi caso, becada, como quizá el tuyo que me lees, es su problema. No están obligados a leernos pero si están absolutamente obligados a respetarnos. En cuanto al bien social, tienen otro error conceptual muy evidente. 

Hay muchísimas acciones de bien social que las personas con sana autoestima no publicamos, pero lo que si publicamos es porque se necesita y solo con publicidad para la ayuda se logra que más se integren a nuestros valiosos proyectos, que solos no se hacen, requiriéndose liderazgo, disciplina, tiempo, talento y recursos. Es como solicitar ayuda para animalitos bellos, si no se publica, ¿cómo se obtiene la ayuda de parte de la comunidad? Las personas no son adivinas, debe difundirse para que más se sumen. El punto es la intención del corazón al hacerlo, y la mía es de buena fe, y la de muchísimas personas de bien también. Nos resulta, es efectivo y es para el bien de muchos, no para su mal. A todo esto: ¿a la gente tóxica y negativa, la minoría, la que critica, pero no hace absolutamente nada, qué les importa? Si tanto les molesta, lo cual es totalmente irrelevante, no nos lean ni vean y listo. Si tan poco importantes se sienten al compararse con nosotros (a lo cual nadie les obliga), aumenten su autoestima, vayan a terapia, ahí entenderán el respeto a la libre expresión de los demás de lo que gusten como gusten, mientras sea bueno. A Dios le gusto, a mi me gusto y a muchos también, los cuales también me gustan como personas y las amistades se dan. Sigan su curso y tiren su no muy inteligente veneno, ese sí, lleno de ego, a alguien a quien le importe, pues el envidioso es quien más lo tiene y no se ha esforzado para lograr nada, no inspira a nadie, como es su caso, pues la gente feliz y sana, no critica de forma violenta aquello que el o ella misma no hacen siendo incongruentes. Si revisáramos las vidas de los críticos mordaces de otros, veríamos su enorme frustración, traumas psicológicos, muchas veces escondidos detrás de perfiles falsos o restringidos en Facebook, por ejemplo, utilizados muchas veces, precisamente por cobardía ante la crítica, esta sí, realista sobre la mediocridad de sus vidas. Una persona feliz y exitosa, actúa diferente, reconoce lo bueno sin problema, y mejora cada día. Siendo objetiva y sin problema, siempre hay muchísimas personas mejores que nosotros, en todos los ámbitos de nuestra vida, pero en mi caso, y espero que también sea el tuyo, no seremos “los mejores” porque eso no existe, pero si somos “muy buenos“, en lo que disfrutamos, y eso es sinónimo de buena autoestima y salud mental integral: amor propio le dicen.