“No temas, basta que tengas Fe”

Estas palabras dirigió Jesucristo a Jairo, jefe de la sinagoga, que acudió a él para que curara a su hija, sin embargo al llegar a la casa de este se le comunicó lo siguiente: “Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro? Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: “No temas; basta que tengas fe.” No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: “¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.” Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y dijo: “Talitha qumi” (que significa: “Contigo hablo, niña, levántate”). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.”

No temas, basta que tengas fe, es una frase que demuestra nuestra realidad ante Dios, a pesar de que tengamos fe, no dejamos de sentir miedo ante la enfermedad y la muerte, máxime cuando se trata de los hijos.

La muerte es un tema que no se trata en familia, vivimos como si nunca hubiésemos de morir, de hecho no conozco a alguien que trate de este tema antes de sufrir la pérdida de un ser querido, y por qué sucede esto, porque no nos gusta la muerte no queremos ni mencionarla ni imaginar que los hijos, los padres, los amigos se mueran, entonces sucede que no sabemos afrontar ese momento inevitable.

El libro de la Sabiduría nos da luz sobre la muerte: “Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo; y los de su partido pasarán por ella.”

Debemos reflexionar estos temas en familia para prepararnos ante la pérdida de un ser querido, recordar que somos vulnerables ante el dolor, el sufrimiento, la enfermedad y la muerte, sin embargo Jesús nos invitar a confiar en él, la solución ante esto está en Dios, lo único que nos pide es que tengamos fe  y no temamos. Meditar que estamos de paso y que la muerte es un paso que nos lleva ante la presencia del Padre.

 

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