Preocupa a los hombres del mar que aumente el número de lesiones o muertes con respecto a temporadas de captura anteriores
A partir de hoy miles de pescadores yucatecos y de otros estados, como Quintana Roo y Campeche, tratarán de aprovechar al máximo los 15 días que autoridades federales autorizaron para la captura de pepino de mar, lo que resulta preocupante por la perspectiva de que aumenten con respecto a los años anteriores el número de muertes y lesiones de por vida que se pueden presentar entre los buzos por casos de descomprensión.
Como se anticipó, ayer lunes se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la autorización para el aprovechamiento del pepino de mar café (Isostichopus badionotus) en costas yucatecas, así como la cantidad permitida por embarcación.
Cabe resaltar que el permiso entra en vigor un día después de la publicación, es decir, hoy martes. El año pasado la temporada inició el 10 de junio y se capturaron mil 600 toneladas.
El epicentro del pepino
Dzilam de Bravo se ha convertido en el epicentro de la captura de pepino de mar, debido a que al oriente de ese puerto donde no hay carretera costera. Es la zona donde se han encontrado mayores bancos del equinodermo. El puerto se ha saturado de gente foránera que llega a tratar de aprovechar el breve tiempo en que se autoriza la pesca de pepino, lo que al mismo tiempo trae como consecuencia el encarecimiento –por el aumento de la demanda– de satisfactores básicos, como alimentación y hospedaje.
Expertos del gobierno advirtieron que para esta temporada de quince días los buzos tendrían que trabajar a profundidades de entre 30 y 40 metros para sacar buenas cantidades de pepino.
En general los buzos dedicados a esta pesquería trabajan con equipos muy elementales y hasta rústicos, con mínimas posibilidades de medir sus tiempos de inmersión y de salidas graduales del agua, de manera que no sufran descomprensión, es decir, acumulación de burbujas de oxígeno en el torrente sanguíneo.
Recurso suficiente
En cuanto a la temporada que empieza hoy, un estudio que realizó el Centro de Investigación Pesquera (CRIP) permitió comprobar la existencia de biomasa suficiente para suspender temporalmente la veda a lo largo del litoral, el cual supera los 320 kilómetros.– Jesús Gómez
