Que no hagan falta obreros para anunciar la Palabra de Dios

Al oficiar la misa de confirmación en la Catedral, el obispo auxiliar Pedro Mena Díaz pidió a los jóvenes definir su vocación muy bien, incluso como laicos, “para que nunca falten obreros para anunciar la Palabra de Dios”.

Dijo que tal como Jesús mandó a los 12 apóstoles por todo el mundo para propagar las buenas nuevas, el papa Francisco pidió que la Iglesia sea de salida, que salgan a dar fe y que todos se conviertan en apóstoles de nuestros tiempos.

Mena Díaz ofició la misa de ayer en lugar del arzobispo Gustavo Rodríguez Vega y reconoció que unos son llamados a servir a Dios como religiosos, religiosas y sacerdotes, aunque la mayoría optan por la vida laica, formando una familia, pero siempre basados en el sacramento del matrimonio.

—El matrimonio es uno de los cinco sacramentos por el que se alcanza la salvación, por lo que si van a formar una familia lo mejor es que Dios bendiga esa unión, no se vale la unión libre y tampoco quedarnos con el matrimonio civil —recalcó.

En su mensaje a la grey católica, Mena Díaz afirmó que el mandato de Jesús a sus seguidores de que vayan por todo el mundo, nos hace ver como los enviados de Dios, desde el día de nuestro bautismo y más a partir de la confirmación.

—De un modo especial, a todos los invitamos a cumplir el mandato del misionero, de hacerle caso al Señor que nos dice: “Yo les envío a todo el mundo”—dijo.

Y es que dijo, su cumplimos con ese mandamiento, al final seremos personas felices, contentas y salvadas.

DEMONIOS

—Por eso es importante hacer caso a Jesucristo que nos envía a llevar una buena noticia, la mejor para la humanidad, que es el amor por Dios por toda la humanidad, representado en la resurrección de Jesús y la promesa de la vida eterna—señaló.

Ante esa noticia grande, señaló a los presentes, los demonios retroceden.

—Vemos tantas cosas malas en el mundo, pero su anunciamos la buena noticia al mundo, Jesús dijo que si cumplimos con el mandamiento, hasta los demonios se someten—recalcó.

Recordó que el Papa dijo ayer mismo en la homilía en Roma, que cuando una persona se bautiza recibe un nombre que se ha inscrito en la parroquia, por lo que hay que alegrarse porque también se inscribió el nombre en el cielo. “Pero falta el final feliz, que sólo llega el día que cumplamos con el mandato de propagar la Palabra de Dios”.

Texto y fotos: Esteban Cruz / Cortesía

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