Ratio essendi

¿Cuáles fueron las primeras escuelas?

Por Roberto A. Dorantes Sáenz

Un poco de historia nunca está de más. Desde niños nuestros padres nos llevan a la escuela, el objetivo es que el día de mañana seamos personas preparadas para enfrentar los retos de la vida

Pero, ¿nos hemos preguntado cuál es el origen de las primeras escuelas? Conozcamos un poquito de donde surgen las escuelas.

La historia nos dice que bajo los reyes merovingios se estableció una escuela en la corte (scola palatina, como la llamaron los cronistas del siglo octavo) para que los jóvenes nobles francos pudieran aprender el arte de la guerra y las ceremonias de la corte.

En realidad no era una escuela en la acepción moderna del término. La educación en las letras que pudiera existir se impartía en las escuelas catedralicias y monásticas. Al ascender Carlomagno (768) se inauguró un esquema de reforma de la enseñanza, primero en la escuela de palacio y más tarde en las varias escuelas establecidas o reformadas por los decretos imperiales, en todo el vasto imperio en el que reinaba Carlomagno.

El año 780, una vez que las victorias sobre los lombardos, sajones y sarracenos se lo permitieron, emprendió la reforma de la escuela de Palacio, cambiando de una escuela de tácticas militares y maneras cortesanas, a un lugar de estudio.

Pero hasta la llegada del monje llamado Flaco Alcuino (en latín conocido como Alcuinus Flaccus Albinus; fue un teólogo, erudito y pedagogo anglosajón. Nació hacia el año 736, y falleció en el año 804) a Aquisgrán en 782 no comenzó la reforma de la enseñanza a tener posibilidades de éxito.

Alcuino no sólo dirigía la escuela imperial de Palacio, sino que fue admitido al consejo del emperador en asuntos de educación y se convirtió en el “primer ministro de educación” de Carlomagno. Representaba la sabiduría de la escuela de York, que había incorporado a sus tradiciones las corrientes de reforma de la educación inauguradas en el sur de Inglaterra por Teodoro de Tarso, y las corrientes que desde las escuelas de Irlanda se extendieron por toda la parte norte de Inglaterra.

No era Alcuino, en verdad, un pensador original, pero ejerció una profunda influencia cultural en todo el reino franco debido a la gran estima que le profesaban Carlomagno y sus cortesanos. Enseñó gramática, retórica, dialéctica y elementos de geometría, astronomía y música (ver “Artes liberales, las siete”).

Su éxito como maestro de estas ramas del saber parece haber sido reconocido por todos los cortesanos así como por su protector real. Sabemos por la biografía de Carlomagno de Einhard que el emperador, los príncipes y princesas y la familia real formaban una especie de escuela superior en el palacio, para aprender de Alcuino lo que hoy se considerarían los más elementales rudimentos.

Carlomagno se aseguró de conseguir para su escuela palatina al más hábil de los maestros de su tiempo. Siguiendo los consejos de Alcuino procedió por una serie de ordenanzas desde 787 (dos años después del triunfo final sobre los sajones) hasta 789, para inaugurar una reforma de la educación en todo el imperio. En el 787 emitió la que se ha llamado “Carta del Pensamiento Moderno”, en la que se dirige a los obispos y abades del imperio informándoles que “ha juzgado ser de utilidad que en sus obispados y monasterios confiados por el favor de Cristo a su cargo, se aseguraran de que hubiera no sólo una forma regular de vida sino también estudio de las letras, cada uno enseñándolas y aprendiéndolas según su capacidad y ayuda de Dios”.

Ha observado, dice, en las cartas que durante los pasados años ha recibido de los diferentes monasterios que aunque los pensamientos que contenían era justos, el lenguaje en el que se expresaban esos pensamientos era con frecuencia rudo, surgiendo en su mente el miedo de que se hubiera perdido la forma de escribir correctamente, y de entender menos de lo que se debiera las Sagradas Escrituras. “Que se elija, pues, a hombres (para enseñar) que quieran y puedan aprender y que se apliquen a ese trabajo con celo que iguale al celo con que nosotros se lo recomendamos”.

Así la historia nos enseña que las primeras escuelas fueron “las Escuelas Carolingias”, llamadas así porque fueron creadas en tiempos del emperador Carlos Magno.

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