Rompequinielas

Quiero ver varias quinielas porque ahora muchos dicen que siempre sí le habían apostado a que México ganaba el primer partido. Le creo a uno nada más. Los otros o son faroles lenguas largas o son suicidas de los pronósticos.

Yo sí lo admito con vergüenza: calculé un dos a uno a favor de los germanos. Pido disculpas, pero creo que queda claro que, si de lo que se trata es de ganarse una feria, uno escribe esos numeritos con la cabeza, apelando a la lógica, a la coherencia, a los antecedentes.

La historia decía goleada. ¿No hace un año nos comimos dos goles en los primeros minutos y nos dejaron fumigados con un cuatro a uno? No obstante, si el futbol no es la vida, se le parece muchísimo y hoy vuelve a dejarnos una lección que nos han cantado desde la primaria: las victorias se preparan, se ensayan, se establecen mil y una veces hasta que salen.

Lo confirmó otro gran mexicano, Guillermo del Toro, hace unos meses, después de la borrachera de Oscares que se llevó días antes: “Soy mis fracasos, soy las chingas que me he llevado, soy los 50 mil 230 intentos que me tienen aquí en la cima”.

Una palabra no tiene el “Profe” Osorio en su diccionario: improvisar. Ese verbo no lo conoce. Soñó alemanes seis meses: estudió sus recorridos en la cancha. Se metió a sus cabezas. Tradujo al español sus pases y disparos. “Llevamos meses preparando este partido”. Se notó, “Míster”, y ahora se merece, al menos, un enorme voto de confianza.

Sí, por supuesto, todavía hay que jugar dos partidos, no obstante, de mientras, hay material para soñar que todos perdemos lo apostado em los pronósticos. Por ejemplo, yo y medio mundo dejamos a México en octavos de final contra Brasil.

Le toca a usted ahora dejarnos en ridículo.

POR ALEJANDRO FITZMAURICE

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