A TIRO DE PIEDRA de la jornada de votación del próximo domingo, estamos de acuerdo con quienes dicen que todo puede pasar, pues las encuestas de diferentes orígenes dan porcentajes de intención de voto no muy distantes entre los tres candidatos que pueden alcanzar la Silla de la Calle 61. Mauricio Sahuí Rivero y Mauricio Vila Dosal arrancaron las campañas como los favoritos, pero la irrupción del porteño expanista Joaquín Díaz Mena como abanderado de Morena vino a cambiar de manera marcada el panorama. Quien quiera sacar a Huacho de la jugada sin más ni más se equivocaría, aunque el exalcalde de San Felipe no tiene nada seguro. Lo que sí es seguro es que el viejo bipartidismo que ha distinguido a Yucatán ha quedado roto, quizá para siempre, y ahora el PAN y el PRI tendrán que dividirse los votos con el emergente partido Morena del nada emergente y muy polémico tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, que parece tener ventaja en su tercer intento por alcanzar la Presidencia de la República.
¿QUIÉN PARECE más enfilado a ganar la gubernatura? Depende de cuáles factores se tomen en cuenta. Sahuí comenzó ayer su ciclo de cierres de campaña en la ancha avenida que pasa frente a la hacienda Xmatkuil, y Vila lo hizo –ambos con multitudinarias concentraciones– en el Coliseo Yucatán, y ya desde la elección de esos lugares se puede ver el estilo personal de esos políticos, el espíritu que tendrían sus gobiernos, y el tipo de colaboradores de que estarían rodeados. En los días recientes Sahuí cerró a tambor batiente actividades en varios puntos del interior del estado, mientras que Vila y sus colaboradores enfatizaron su trabajo en la capital de la entidad. Pero concretemos: si la votación se va a inclinar por quien tenga más arraigo popular en Mérida y el resto del estado, por el que sea más cercano a la gente, por el que cuente con más cuadros de movilización, el ganador sería Sahuí; y si se va a decantar por quien tenga más arrastre en la capital yucateca, por quien pueda presumir más logros recientes y por quien tenga más aliados (quizás) en el poderoso sector privado, el triunfador sería Vila. Falta ver qué dice o hace Díaz Mena…
Por Gínder Peraza
