Superalimentos en la edad infantil

La alimentación es como un puzzle que contiene distintas piezas que, en su justo tamaño y medida, encajan perfectamente con otras y terminan haciendo un cuadro, foto o dibujo perfecto. Si una pieza falta, es más grande o pequeña que el hueco que tiene previsto o se coloca en desorden, algo falla en el conjunto y el resultado no es bueno.

Del mismo modo, la alimentación es un sistema de interacciones entre los alimentos y sus componentes, los nutrientes. Todos deberían estar presentes en la dieta pero, por supuesto, no todos en la misma cantidad ni frecuencia.

Por eso hay algunos ingredientes o grupos de alimentos de la dieta que pueden resultar básicos o con una importancia mayor a determinadas edades, bien porque sus necesidades estén aumentadas, bien porque no existen otros alimentos de composición similar por los que puedan sustituirse, bien porque los nutrientes que aportan son muy adecuados en determinados momentos o etapas. Es a lo que llamaremos superalimentos en la edad infantil.

En resumen, la alimentación global completa, variada y suficiente es la mejor garantía de un estado de salud nutricional óptimo. Sin embargo, en determinadas etapas de la vida existen algunos alimentos que se destacan por su relevancia.

Para lactantes (0-12 meses)

En esta etapa de la vida (entre los 0 y los 12 meses) lo más característico es el rápido crecimiento y aumento de peso que puede llegar a triplicar el inicial. Las necesidades de nutrientes son las mayores de toda la vida junto con la adolescencia. A esto hay que añadir cierta inmadurez digestiva con la que el bebé nace y que se va perfilando con el tiempo. Así, durante estos meses se van introduciendo diversos alimentos, de forma progresiva y modificada, desde los menos alergénicos o peligrosos, hasta conseguir una alimentación completa.

Sin duda, en este primer año de vida el superalimento estrella para el bebé es la leche. Y concretamente la leche materna. Desde luego, los consensos pediátricos a nivel mundial ya han establecido hace tiempo que lo más recomendable en cuanto a nutrición del bebé es mantener la lactancia materna exclusiva a demanda durante los seis primeros meses de vida.

Para niños de 1-3 años

El periodo que abarca del primer año de vida a los tres años se caracteriza por una menor velocidad de crecimiento comparado con el lactante, lo que conlleva una disminución en las necesidades energéticas y nutricionales, algo que se traduce en un menor apetito.

Es la etapa crucial para adquirir hábitos alimentarios correctos para toda la vida. El aparato digestivo ha alcanzado la madurez, por lo que el niño debería masticar con normalidad y su dieta incorporar todo tipo de alimentos con su textura propia, sin necesidad de modificarla en forma de purés o cremas. Además, el crío tiene ya la capacidad de autorregular su ingesta, por lo que, si se le fuerza se puede producir una situación de rechazo.

La mejor forma de aprendizaje es la observación, imitación y repetición. Por ello, se debe incorporar lo antes posible a la mesa familiar, procurando establecer un ambiente agradable, fomentando la conversación y evitando distracciones como la televisión.

Como súper alimentos para niños de 1 a 3 años, un periodo de continuo descubrimiento de alimentos, platos, sabores y texturas, podemos incluir el grupo de frutas. Dentro de este conjunto, las frutas más destacables son los cítricos, por su elevado contenido en vitamina C que, al ser tomada de forma cruda, se mantiene más intacta. Si hemos de elegir una sola fruta cítrica, esta podría ser la mandarina por su facilidad para el pelado y sus gajos más pequeños y manejables.

Para la edad preescolar (3-6 años)

El ritmo de crecimiento se hace más lento entre los 3 y los 6 años, pero es estable durante todo el periodo. Nutricionalmente hablando, uno de los datos a tener muy en cuenta en este lapso, consiste en afianzar los hábitos buenos adquiridos en la etapa anterior y educar para desechar detalles erróneos en su alimentación. Para ello, debemos: dar relevancia al desayuno de cara a un buen rendimiento escolar, no dejarles abusar de la comida rápida y los refrescos, evitar eliminar grupos completos de la dieta (legumbre, verdura, pescado, etcétera).

Los hidratos de carbono deben representar el 55-60 % de las calorías totales diarias. Son el aporte energético que se necesita en mayor cantidad para mantener una alimentación equilibrada. Se recomienda aumentar el consumo de hidratos de carbono complejos (cereales, pan, arroz, pasta, patata, legumbres) y no sobrepasar del 10% en azúcares simples (azúcar, zumo de frutas envasados, pastelería, chocolate, etcétera).

Por todo ello, como súper alimento estandarte de este grupo para los niños de entre tres y seis años, el más adecuado es el pan. Ha de estar presente en todas o casi las comidas, como acompañamiento de los platos, como bocadillo de merienda y media mañana y en el desayuno. Aporta energía, aunque no en exceso, tiene un perfil nutricional muy sano y desplaza a otros productos no saludables que tienden a tomarse en su lugar.– Agencias

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