Todos tenemos pasado

México y los mexicanos necesitamos ganar.

El domingo fue un empezar casi mágico del Mundial y de la leyenda del tricolor.

¿Seguiremos así?

Sería maravilloso. Eso es para los que creen que todo ya está decidido. Todavía como en el Mundial y como siempre en nuestro país, todo puede pasar.
Y en dos semanas más, en un día como el domingo, el país habrá estallado, aunque espero que sea de alegría, de paz y de concordia.

Habrá un nuevo presidente y un nuevo mapa político de México.

No sé qué tan nuevo, porque en el fondo, aunque los datos dicen lo que dicen, yo soy de los que cree que la única encuesta fiable será la que se produzca entre las 8:00 y las 10:00 de la noche del primero de julio.

Soy también de los que ve con mucho cuidado que hay un posible 30% de gente que se confiesa indecisa.

Confío –porque los conozco bien- en el propio instinto de conservación de los arranca escombros de la civilización mexicana, los millennials, sobre cómo van a votar a la hora de la verdad.

Todas las candidaturas me parecen igual de malas o buenas, siempre que uno sepa por qué las está votando.

Es injusto castigar en la candidatura de José Antonio Meade al PRI y a Peña Nieto, pero es lo que hay. La petición de Meade al tricolor “Háganme suyo” ya se hizo realidad.

También es injusto no darle el derecho de equivocación al candidato Ricardo Anaya, porque realmente es una pena que toda la estructura, capacidad y mentalidad, que ha demostrado se viera manchada. Porque esa inteligencia a la hora de asegurar su vida y la de los suyos, se haya acabado convirtiendo en algo sospechoso, que no termina –por muchos Power Points que haga– de transmitir credibilidad al pueblo.

Y en cuanto a López Obrador, está todo dicho y todo por decir. Supongo que si gana se irá a descansar a La Chingada, y si pierde también, como lo ha dicho anteriormente. En cualquier de los casos se va a ir a La Chingada.

Ya estamos a punto de concluir. Hágame caso. No deje que insulten su inteligencia. No le permita a su candidato que lo remita a una oscura página de la web para saber qué es lo que va a hacer. Pregunte, exija, imponga, y luego decida.

Las campañas son como el enamoramiento, al día siguiente siempre llega un factor fundamental pero completamente irreal. El problema es que ese día puede hipotecar lo único y lo poco que nos queda.

Hemos tocado fondo en la violencia, la desigualdad social, la corrupción y en la ineficacia. Mi mayor crítica frente a este gobierno es sobre lo incompetente que es, hasta para ser malo.

Y ahora ya está todo dicho. Que hablen los indecisos, pero sobre todas las cosas que lo hagan los que les pertenece el mañana, los que son los dueños del país, que impongan y que elijan.

¿A poco cree que los indecisos son los militantes de los partidos?

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