Cómo tratar un catarro en época de invierno

 

No existe un tratamiento definitivo para el catarro. Ningún medicamento va a conseguir destruir al virus y acelerar la recuperación. Se trata, por lo tanto, de un tratamiento sintomático, en el que se tratan las molestias derivadas de la infección, hasta que el resfriado se cure por sí mismo.

Algunos pacientes cuando están constipados toman aspirina, por ser antitérmico (baja la fiebre) y analgésico (alivia el malestar). Pero se ha demostrado que la aspirina puede ayudar a diseminar el virus por el organismo. Además, a un menor de 12 años nunca se le debe administrar aspirina, por el riesgo de síndrome de Reye. Por ello, si se requiere de un tratamiento para el dolor asociado al catarro, es recomendable el paracetamol o el ibuprofeno.

Los descongestivos nasales tópicos son efectivos para aliviar la congestión que impide respirar, pero tienen dos inconvenientes. El primero es que el efecto suele durar poco. El segundo, y más importante, que pueden producir efecto rebote, es decir, cada vez se necesita una dosis más grande y con mayor frecuencia porque el organismo se habitúa al producto. Es, por tanto, un círculo vicioso, ya que, debido a la corta duración del efecto, es preciso aplicar más producto del que se debería, consiguiendo el efecto contrario al deseado, es decir, congestión por rebote, con lo que es necesario administrar más producto de nuevo.

Por ello, es mejor utilizar el método tradicional de los vahos, inhalando vapores de agua con unas gotas de eucalipto (no usar esencias en niños menores de dos años, salvo que estén indicadas por el fabricante para este grupo de pacientes). Los lavados nasales con suero fisiológico también pueden ser de ayuda y pueden ser empleados en niños pequeños y bebés.

Los antihistamínicos pueden aliviar los estornudos y el goteo nasal propios del resfriado, pero se ha demostrado que realmente solo ofrecen una ayuda importante a las personas con un historial médico de alergias; mientras que en el resto de la gente resultan menos efectivos.

PROBLEMÁTICA

El catarro común es una infección, generalmente benigna, originada por varios tipos de virus, siendo el más frecuente el rinovirus (Familia Rhinoviridae), que se produce sobre todo en las estaciones de primavera, verano y otoño. La forma de contagio más efectiva de los rinovirus es el contacto de persona a persona, aunque también pueden transmitirse con las secreciones nasales y bucales de la persona infectada.

Se  calcula que aproximadamente el 50% de todos los casos de catarro están producidos por algún tipo de rinovirus (hay más de 100 tipos o serotipos diferentes). Otros virus que también pueden provocar un resfriado son los picornavirus y los coronavirus, que suelen aparecer en las épocas del año asociadas a rinovirus; pero, aunque pueden ocasionar algún que otro episodio, no son en absoluto tan frecuentes como el rinovirus.

Al final del otoño y en el invierno, la gran mayoría de los catarros están motivados por el virus de la gripe (orthomyxovirus) y, con menor frecuencia, por paramyxovirus y los virus respiratorios sincitiales.

A diferencia de lo que indica la creencia popular, la susceptibilidad a los catarros no viene dada por los cambios de temperatura ni por la exposición al frío. Es decir, estas circunstancias no son las responsables de que agarremos un constipado o de que nuestro sistema inmunitario se vuelva más vulnerable. Sin embargo, sí es cierto que una persona cansada, en estado de ansiedad, aquellos que tengan historia de alergias o padezcan asma son más susceptibles de desarrollar los síntomas de un resfriado.

Texto: Agencia

Foto: Cortesía

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