Plaza de la Tecnología, una cueva de ladrones

Con la mano en la cintura y como si tuvieran un manual para cometer sus fechorías, en la Plaza de la Tecnología laboran de manera organizada y bajo el aparente contubernio con los administradores del sitio, ya que locales en los que ofrecen realizar reparaciones, en muchos de los casos terminan con el cambio de partes de los teléfonos celulares o “laptops” o inclusive robándose el equipo.

En la puerta principal del edificio que se ubica en el cruzamiento de las calles 56 por 59, en el Centro de la capital yucateca, se encuentran anuncios en los que se promociona a los que dicen son los “reparadores más confiables” (vil mentira), instalados en el segundo nivel al que con rapidez se accede a través de una escalera eléctrica.

Al llegar a este sitio, cuál si fuera un mercado o el área de comidas del San Benito, los encargados casi se trepan a sus vidrieras para ofrecer sus servicios de reparación al público, donde es frecuente que después de varios días de haber entregado sus teléfonos por diversas razones, principalmente por haber sido mojados, dando diversos argumentos les informan que sus equipos no están listos, y entonces comienza el calvario para recuperarlos, lo que en muchos de los casos no ocurre.

En el caso del reportero que escribe, después de que se mojó su teléfono, y desesperado tras haber sido “desahuciado” en Telcel, por el hecho de que en estos casos se pierde la garantía, lo llevó a la Plaza de la Tecnología que se encuentra justo enfrente del Centro de Atención de la compañía telefónica, donde en un local decorado con imágenes de la Guerra de las Galaxias y que lleva precisamente el nombre de “Star Wars”, un hombre tatuado y de barba rápidamente desarmó el equipo, un iPhone 6 con apenas cinco meses de uso, y le pasó una secadora, momentos después encendió pero argumentó que fallaba porque la pila se dañó, por lo que pidió tiempo para revisarlo con más calma.

–¿Cuánto va a costar la reparación? -se le preguntó una y otra vez, a lo que el tipo dijo que no había que preocuparse, que el chistecito saldría en menos de 500 pesos.

Más tarde al regresar por el aparato, el tipo comentó que se afectó el sonido y que lo entregó a un compañero suyo en otro local, porque según no tenía el equipo para reconstruir con una soldadura tan fina los circuitos afectados, y así el teléfono celular fue a dar con un tal “Chuy”, que tiene o tenía su local justo detrás de la escalera eléctrica.

Al ir por el teléfono, “Chuy” dijo que no lo había revisado bien, pero aseguró que quedaría reparado y que costaría los 500 pesos acordados. “Venga mañana”, pidió.

Un día después este reportero se encontró con que el lugar estaba cerrado, así que fue a hablar con el tipo de barbas visitado la primera vez, quien manifestó que el tal Chuy se había metido en un problema y que le cayó la judicial. “Se llevaron todo lo que tenía en el local”, expresó.

Después de dos días se localizó a “Chuy”, quien argumentó que ya había llegado a un arreglo y que le devolverían todo lo que se llevaron (luego reveló que no había sido la judicial, sino unos compañeros a los que les debía dinero); para evitar problemas propuso devolver un teléfono similar al que se había perdido.

Para no fastidiar a los lectores, basta decir que después de dar vueltas y vueltas, en las que decía que no había llevado el teléfono por temor a que le abrieran el local y se lo llevaran, o que se le olvidó y otras mentiras, terminó por devolver el local, y nunca cumplió su palabra.

Al reportar la situación en la administración, uno de los encargados del lugar se limitó a proporcionar el número telefónico de la gerente del sitio, Laura Canto, negándose a dar más información del tal “Chuy”, argumentando que se firma con sus clientes un convenio de privacidad y que si se viola podrían ser demandados.

De esta manera resulta que por políticas de la Plaza prefieren tapar a los que delinquen en sus locales que buscar la manera de ayudar a quienes sufren una de estas estafas, que lamentablemente es algo muy común ya que a decir de un vocero de la Fiscalía General del Estado, hay varias denuncias interpuestas contra locatarios abusivos y la plaza. En las redes sociales es donde los afectados se desahogan y exponen de manera frecuente los robos y fraudes de los que son objeto a manos de estos mercenarios tecnológicos, que no tienen empacho para cambiar una pila nueva por una vieja o para extraerle partes, especialmente las llamadas memorias RAM de las computadoras que se llevan a reparar en este sitio y que terminan con otros daños.

A través de un video difundido en redes sociales, un grupo de personas señaló haber sido víctima de fraude por parte de un vendedor en la famosa Plaza de la Tecnología en Mérida, esto luego de que el locatario no les hizo entrega del equipo, material ni el dinero pagado por los “servicios” que les brindó.

Los clientes de esta plaza, según se denuncia, acudieron a uno de los locales del segundo piso con la finalidad de que se les instalarán algunas adecuaciones a sus teléfonos, sin imaginar que les extraerían piezas a los equipos. Según afirmaron los quejosos, eran 10 aparatos que no fueron entregados.

Esto derivó en el enojo y un casi linchamiento al vendedor dentro de las oficinas administrativas de este lugar, pues el reclamo se llevó hasta la responsabilidad de la Plaza de Mérida, donde las personas molestas cuestionaban la irresponsabilidad del joven y exigían su dinero de regreso, ante la negativa de entregarles los equipos.

Texto y fotos: Manuel Pool Moguel

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