Las bromas y las exageraciones

Por Miguel II Hernández Madero

La violencia en México ya está normalizado a los ojos de muchos, al grado de tomar a chiste hablar de matanzas y amenazar con disparar dentro de instituciones educativas, lo cual es grave pues refleja hasta qué grado se ha perdido el sentido de convivencia social y el discernimiento de lo que es bueno o malo.

Total, si alguien se divierte entonces no es malo, ya es problema de los demás. Lo hemos visto en otras partes del país y ahora lo estamos viviendo en Yucatán, concretamente en Mérida, la blanca, la inmaculada, la ciudad de la paz, la mejor ciudad para vivir, “donde aún se puede salir a tomar el fresco en la acera frente a las casas”, como decía en campaña un candidato ascendido meteóricamente en la política y desaparecido casi a la misma velocidad.

Escasos días después de la amenaza de un tiroteo en un Campus de la Uady (pero fue broma “no hay que exagerar”), se dio otra amenaza, igualmente difundida en redes sociales, en el sentido de disparar en el interior de una institución privada de educación: la Comunidad Estudiantil Alianz, que fue abordada sin pérdida de tiempo con el resultado de que se trató de otra broma.

Incluso la amenaza en redes puso fecha (hoy martes 15 de octubre), acompañada por fotografías de quien aseguraban haría el tiroteo y un amigo que le ayudaría, pero resultó que los implicados nada sabían y otras personas (presuntamente) tomaron sus fotos y nombres para hacer ese juego.

Pero todo quedó en una “broma”, festejada por muchos, justificada por varios quienes reclamaban que tanto al estudiante de la Uady como al autor de la amenaza a Alianz se les estaba juzgando de manera exagerada.

-¿Acaso no fueron jóvenes y no hicieron bromas? –fue uno de los comentarios hechos en redes sobre este caso.

Es cierto, todos fuimos jóvenes e hicimos bromas, pero no para desatar la psicosis y ver divertidos qué ocurría. Claro, hubo quienes en su juventud bromearon causando dolor y humillación a otros (ahora se le llama bullying), pero la mayoría no lo hicimos, porque simplemente no se disfrutaba en causar sufrimiento o provocar las lágrimas a otras personas.

¿Qué ha pasado a la sociedad? ¿Qué está pasando en Mérida? ¿Cuántas bromas más habrán y cuándo ya no será una broma? son preguntas para preocuparse y responderse uno mismo y no recurrir a culpar de todo a los fuereños, o a la película que esté de moda. El cine es una tendencia que refleja la sociedad que le toca vivir. La respuesta y la solución la tenemos nosotros.

Triste panorama tenemos ahora en Yucatán con altos índices de suicidios, presumimos de tranquilidad, de moral y buenas costumbres, pero se muere la gente frente a los hospitales y cada vez son más las cifras de personas infectadas de VIH. Como cereza del pastel tenemos al municipio más pobre del país (Tahdziú), pero eso no importa, tenemos al mejor gobernador de México, según las encuestas.

Sí, es un panorama triste, esperemos que no se convierta en una realidad trágica.

Hasta la próxima…

 

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