Editorial de Peninsular Punto Medio

Mañana es el día de la Consulta Popular, es el día que los mexicanos tanto esperábamos. Desde ahora, además de las elecciones cada tres años, ya se podrá decir que los ciudadanos tenemos en nuestras manos el futuro de las autoridades, aunque sea por dos días cada tres años.

Y es que la Consulta Popular no solo tiene un fin propagandístico como se ha dicho por parte de sus opositores, quienes todos los días señalan que la aplicación de la ley no se consulta. También tiene la finalidad de ir abriendo camino para la participación real de los ciudadanos en la toma de decisiones.

¿Se imagina usted que las autoridades nos hubiesen consultado sobre las grandes decisiones que afectaron al país, incluso en este mismo sexenio? México sería otro país.

Lo que destacamos de este ejercicio democrático ya lo hemos dicho en este espacio, es que los ciudadanos tenemos la oportunidad de mostrar el músculo, de gritar a las autoridades a través de mecanismos creados para tal fin, lo que nos gusta y lo que no de sus decisiones.

Se trata de un ejercicio nuevo, pero también así empezaron las grandes naciones de Europa, con larga tradición en consultas populares, por lo que es lógico que haya dudas y críticas. No es nuevo. Los más veteranos seguramente recordarán que el mismo INE surgió de varios procesos de democratización y en medio de polémicas de todo tipo. Y ahí sigue, cada vez más fuerte, pese a los ataques del pasado y de la actualidad.

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